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Precariedad laboral los obliga a buscar nuevos empleos

PANORAMA. En el segundo trimestre 2016, la necesidad de encontrar un trabajo aumentó 19.6 por ciento, comparado con el mismo periodo, pero de 2008.

En el segundo trimestre de 2016, tres mil 654 adultos mayores de 60 años y más estaban en busca de otro trabajo, cifra 121 por ciento mayor a la del segundo trimestre de 2015, con mil 653 personas en esta condición, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Para Jorge Barajas, coordinador de comunicación del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), entre las razones que orillan al sector a buscar constantemente una nueva oferta laboral se encuentra “la discriminación, pues la gran mayoría de los adultos mayores no encuentra empleos formales y bien pagados porque no se los dan”.

De acuerdo con el especialista, 95 por ciento de las empresas en la entidad “no contrata a personas mayores de 40 años; entonces, es una discriminación muy extendida”.

Refirió que quienes sí logran encontrar un empleo, por lo general, es de tipo informal, “porque como no los contratan, los vemos en los tianguis, en los supermercados de cerillos o en las calles con puestos ambulantes”.

“Los adultos mayores están en una situación más precaria que hace algunos años; por eso (…) están en urgencia de conseguir empleo”, señaló Barajas, quien mencionó que los siguientes tipos de trabajos son los más socorridos por los adultos mayores: aseo de casas ajenas o lavado de ropa, venta de productos como zapatos, ropa o suplementos alimenticios; comercio informal en tianguis, y actividad de venta de fruta en la calle.

Obligados a laborar 

Según datos del Inegi, en el segundo trimestre 2016, la necesidad de encontrar un trabajo aumentó 19.6 por ciento, comparado con el mismo periodo, pero de 2008. Para expertos en la materia, estas cifras son resultado del panorama social y económico al que se enfrenta el sector.

Laura González López, profesora investigadora y especialista en geriatría de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), señaló que pese a que se ven obligados a trabajar, lo mínimo que se les debería otorgar son verdaderas oportunidades de trabajo que les retribuyan sus esfuerzos.

Sin embargo, la tendencia de las empresas a ignorarlos para contratar mano de obra barata y un deficiente acceso a instituciones de salud son dos temas a atender.

“La experiencia de un adulto mayor le da un compromiso con el trabajo mucho mayor que el de un joven, que en estos últimos años ha ido cambiando hacia sólo cumplir su horario, por darle prioridad a su vida personal y otras actividades”, señaló la profesora.

Los mayores de 60 años “son experimentados, pero les cierran las puertas por pagar una mano de obra barata. A pesar de que el adulto mayor carga con un currículum, experiencia y pasó por ciertos puestos, no le van a ofrecer el sueldo de un recién egresado”, criticó González López.

La especialista en temas de geriatría refirió que considerar a un adulto mayor como no apto para trabajar en una compañía es un error. “Estamos en una sociedad paternalista, donde al adulto mayor no se le deja hacer nada porque ‘ya está muy grande’”, aseguró. “Incluso, hay adultos mayores con mejor salud que un joven de vida sedentaria en una oficina”.

Problema en sistema de pensiones

Cereal consideró que el problema más grave es la baja calidad de las pensiones, así como el poco rango de personas a las que cubre.

“El adulto mayor, que por ley debería tener acceso a la jubilación, no la tiene. Sólo 5 por ciento de quienes han cumplido la edad de retiro tiene acceso a un sistema de jubilación, ya sea del IMSS, ISSSTE o de su propia empresa”, estimó Barajas.

Consideró que el sistema de pensiones ha “empeorado, sobre todo por las Afores y esquemas privados de jubilación, ya que aunque son opcionales, por engaños y también por ignorancia, contratan servicios de Afores o esquema privado y no pueden tener los dos; entonces, caen en el engaño y no se jubilan correctamente dentro de alguna institución pública”.

Además, el esquema de pensiones hace que cada vez perciba menos dinero el jubilado, pasando de 70 por ciento a 30 por ciento del salario real que cotizaba. Barajas destacó que esto causa problemas sociales importantes, que no sólo son exclusividad de las personas mayores de 60 años.

“Lo que el adulto mayor percibe, no le alcanza ni para sí mismo, por lo que impacta a la familia, en primer lugar. Además, al mantenerse tanto tiempo en el mercado de trabajo, empujan hacia abajo las condiciones de los demás, porque hay gente que no es adulta mayor y también realizan esas actividades del mercado informal. Y por último, el acceso a la salud, son adultos que requieren servicios médicos con más frecuencia, entonces los satura, inclusive los pequeños consultorios de los barrios”.

México es uno de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que menos aporta a su sistema de pensiones, al tener un 6.5 por ciento del salario base entre gobierno, empresa y trabajador. De allí que Vitalis, consultora y empresa privada que maneja fondos de pensiones, proponga aumentar las pensiones de retiro mediante el gasto y el consumo de la gente, a través de una modalidad denominada Millas para el Retiro.

Jorge López Pérez, cofundador y socio director de Vitalis, calificó al esquema de pensiones mexicano como “uno de los peores del mundo”, por el raquítico 6.5 por ciento del salario base que se le dedica a financiar el retiro. Además, existe una gran disparidad entre las pensiones de privilegio para los servidores públicos de alto nivel, los cuales se retiran con pensiones de 100 mil pesos mensuales, contra los escasos dos salarios mínimos que se le garantizan de pensión a cualquier trabajador del sector formal.

 

HJ/I