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Automatización de procesos y desempleo

Aunque no es novedad la automatización de las empresas, este proceso ocurre a un paso tan acelerado que visualizamos una crisis mayúscula en materia de desempleo, de falta de ingreso de las mayorías, en la caída estrepitosa de los niveles de consumo y en el estancamiento económico por falta de demanda.

Ya desde mi niñez, las compañías embotelladoras de refrescos no ocupaban más gente que unas pocas personas que recogieran las botellas que se tronaban por el exceso de gas. Ahora, con las botellas de plástico, probablemente no se ocupará sino quien cargue los refrescos y los distribuya en los puntos de venta.

Hace poco tiempo entré a una sucursal bancaria y un empleado no me dio la oportunidad de llegar a la fila de las cajas. Me abordó y me preguntó qué movimiento haría. En la banca sólo se pueden hacer dos movimientos: o sacas dinero de una cuenta o metes dinero en una cuenta. Por tanto las transacciones que se realizan son muy simples y muy fácilmente automatizables. El joven me llevó al cajero automático y me estuvo enseñando como hacer depósitos. Eso era lo que me faltaba para prescindir de una sucursal bancaria, porque ya manejo la banca desde mi casa y oficina a través de Internet. Le pregunté al joven si se daba cuenta de que al enseñarme a hacer los depósitos en el cajero estaba causando su desempleo y me dijo que sí. Ha sido una ironía de la economía que inició en los años 80 que los empleados tuvieran que capacitar a las personas que se iban a quedar con su puesto, pero ¿cómo calificar ahora al fenómeno de que seremos sustituidos por un robot?

Un fenómeno todavía peor lo encontramos en la industria del turismo. Recuerdo que hace algunos años podías acudir a las oficinas que las propias líneas aéreas tenían en las ciudades y reservar y comprar directamente tus boletos. ¿Dónde están ahora?

No podemos negar que muchos nos beneficiamos de estos procesos de automatización, pero queda por analizar si las mayorías lo hacen o sólo una pequeña proporción. El bien común debe buscar el bien de las mayorías y no de las minorías. ¿Podemos hablar de avance cuando en 1982 teníamos un millón de pobres y hoy tenemos 60 millones? ¿Podemos hablar de avance cuando no generamos ni la mitad de los empleos anuales que demanda el crecimiento de la población? ¿Habrá avance cuando en 1982 no figuraba ningún mexicano en la lista de multimillonarios de Forbes y hoy figuran varios? Usted tiene la mejor respuesta.

*Profesor del CUCEA de la Universidad de Guadalajara

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DN/I