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¡Claro! Se vale anular el voto

Estamos a 48 horas de la jornada electoral donde habremos de elegir a los 125 nuevos presidentes municipales, 19 diputados federales y 20 legisladores locales, y aún hay quienes se preguntan si vale la pena sufragar o es más redituable no acudir a las urnas o ir pero anular el voto.

Podemos ponerle todos los calificativos que queramos a las recién concluidas campañas, pero ninguno de ellos puede ser tan fuerte y contundente como para evitar que cumplamos con nuestra obligación cívica de votar.

Es cierto, podemos concluir que todos son iguales: lo mismo partidos políticos que candidatos, pero tampoco eso debe replegarnos y no acudir a la cita que tenemos de las ocho de la mañana que se abren las casillas a poco antes de las 18 horas que se cierran.

Yo no sé si usted acuda a votar convencido que lo hará por el mejor o por el menos peor, considerando que ningún candidato cubre todas sus expectativas del perfil del gobernante o legislador que usted tiene, pero estará convencido de que si algo no puede dejar de hacer este próximo domingo es acudir a sufragar.

Sí, coincido en que quizás los candidatos hicieron todo lo posible, sin intención por supuesto, de espantarlo a usted para no acudir a votar, pero debe ser más la fuerza de la responsabilidad ciudadana la que debe imponerse para que vayamos a votar.

También es cierto que lo que nos enteramos de algunos candidatos –su pasado, su verdadera personalidad, su verdadero historial, sus problemas con la justicia, sus conflictos con socios o familiares que son para espantar a cualquiera, entre otras linduras–, quizás sea motivo para mejor quedarnos en casa o, si salimos, evitar entrar a la casilla que nos corresponde.

Pero creo que más que ahuyentarnos de las urnas todas las verdades que se ventilaron de los candidatos de unos y otros partidos, lo que esto debe provocar en nosotros es a reflexionar y razonar el sentido de nuestro sufragio.

Hoy vuelve a aparecer un movimiento que invita a que anulemos nuestro voto y ventilan sus argumentos para convencernos de hacerlo. Están en su derecho, como también lo estamos nosotros de hacerlo o no, a sabiendas que finalmente el voto nulo no perjudica a nadie y sí, en cambio, beneficia a uno de ellos.

Yo no soy de los que se rasgan las vestiduras y le pide que no anule su voto. No. Porque al estar solo, únicamente con su conciencia, detrás de esa cortinilla que permite la privacidad en la mampara, usted está en todo su derecho de anular una boleta si ninguno de los candidatos lo convence.

El anular su voto es una decisión tan válida como el cruzar la figura de un partido de su preferencia o porque lo convence el candidato que postulan. Es tan respetable por el hecho de que usted no se quedó en su casa o evitó acudir entrar a la casilla, sino que tuvo la molestia de levantarse con la conciencia de ir a emitir su voto, aun y cuando no haya sido a favor de un partido en particular.

El voto nulo es también una expresión ciudadana que debe ser respetada, aun y cuando hoy haya en las boletas de algunos municipios o distritos una nueva figura opcional como lo es la del candidato independiente.

No sé qué tan alto vaya a ser en esta ocasión el porcentaje de voto nulo en Jalisco, pero recordemos que en elecciones pasadas Jalisco fue una de las entidades, si no es que la primera, en registrar un alto índice de voto nulo, concentrándose gran parte de ello en el distrito 10 con cabecera en Zapopan.

Hoy posiblemente no se llegue a esos porcentajes de años atrás, pero finalmente se hará presente. Como presente debe hacerse usted en las casillas. Lo importante es participar y manifestarse cívicamente a través del sufragio, que tan válido es si se hace a favor de un partido o de ninguno y se anula.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA

 

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