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Tu voto, un derecho a ejercer

A un día de la elección, el debate más socorrido en los últimos días se mantiene vigente: ¿Vale la pena votar? ¿Qué consecuencias puede tener la anulación del voto?

Sin lugar a duda los candidatos, los partidos políticos y los malos gobiernos han abonado al desencanto por la política, contribuyen al desánimo de los ciudadanos y a que le restemos importancia a ejercer uno de los derechos políticos importantes que está en nuestras manos: votar, elegir a quienes pueden representarnos y ser nuestros mandatarios.

Para cada uno de nosotros lo que no está en cuestión es cómo podemos ejercer este derecho de la manera más inteligente, informada y que pueda tener un efecto real en la vida política de nuestros municipios, en las representaciones estatales y federales, dentro de los Congresos.

En las elecciones intermedias pasadas, hubo un fuerte impulso ciudadano que llegó al 5% de los votos anulados, en el país. En ciudades como Monterrey, Guadalajara y el D. F. el voto nulo osciló entre el 7 y 11%. En ese contexto, la Asamblea Nacional Ciudadana (ANCA) contribuyó a vigilar que esa opción se respetara; sin embargo, las consecuencias políticas quedaron cortas. Ante la expectativa de que el voto nulo y el abstencionismo como formas de protesta fueran escuchadas, atendidas y se vieran reflejadas en una reforma electoral que moviera a los partidos políticos y que limitara su financiamiento de acuerdo con los votos emitidos efectivos, para cada uno de ellos, lo que tuvimos fue una reforma muy corta, que si acaso introdujo la posibilidad de candidaturas independientes.

Es claro que los únicos que podrían cambiar la legislación electoral son los legisladores, pero lejos de ser representantes de los intereses ciudadanos, de hecho representan los intereses de sus partidos y a ellos sí les afectarían medidas como limitar sus presupuestos o prerrogativas y otros privilegios de los que gozan.

Hoy no estamos en el mismo contexto electoral del 2009, no hay una organización que promueva y vigile de manera organizada que el impacto de la anulación tenga mejores resultados. Así, la respetable opción de anular el voto, a los únicos que favorece es a los partidos que tienen una mayoría de “voto duro”.

¿Qué otras opciones tenemos? Bajo el supuesto de que contamos con buena y suficiente información sobre las trayectorias y el desempeño de los candidatos, en nuestros municipios, resulta más conveniente fijarnos más en los candidatos que en los partidos. Además tenemos también la posibilidad de ejercer un voto “útil”; es decir, que aun cuando no sea nuestro candidato favorito, votemos por un candidato que tenga posibilidades de ganar y represente un contrapeso en cuanto al control que tienen los partidos mayoritarios, los de siempre, etcétera.

En lo que respecta a los diputados, es importante que no perdamos de vista que nuestros verdaderos representantes, pueden ser un contrapeso eficaz entre los poderes, que obliguen a establecer agendas comunes entre legislativo y ejecutivo. Desde hace años, los ciudadanos hemos entendido que el “voto diferenciado”, resulta mucho más conveniente a que un solo partido se lleve el “carro completo”.

Y sí, votemos ahora, pero no limitemos nuestro derecho a participar en las decisiones que afectan nuestras vidas sólo a la jornada electoral, necesitamos ser ciudadanos más activos en la vida cotidiana.

 

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