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Gasolinazo. ¿Qué hacer?

Es muy probable que el pasado 5 de enero, cuando en un segundo mensaje televisado intentó explicar el alza del precio de la gasolina, el presidente Peña Nieto deslizó, en un tono entre lastimero y provocador, la pregunta de “¿Ustedes qué hubieran hecho?”, no se imaginó que el uso retórico de esta muletilla se convertiría primero en un hashtag y luego en un trending topic que suscitó una participación multitudinaria en el mundo tuitero. Pero no sólo en las redes sociales, sino también en entrevistas mediáticas y columnas de opinión proliferó un considerable número de sugerencias, la mayoría de ellas viable y pertinente, pero que obviamente no se encontraban en el ánimo del gabinete presidencial.

Es muy probable también que estas recomendaciones encontraron por respuesta la sordera presidencial. Sin embargo, hubo otras expresiones, a las que el gobierno no puede ignorar ni neutralizar con su ejército de bots. Se trata de organizaciones que representan segmentos importantes de los sectores productivos, tanto de trabajadores como empresariales, que han dado respuesta puntual a la pregunta presidencial. Aquí algunos ejemplos:

Contu (Confederación Nacional de Trabajadores Universitarios), organismo que aglutina más de un centenar de asociaciones y sindicatos universitarios.

“Respecto a su pregunta de ¿Qué haríamos?, nuestra respuesta, considerando el desastre económico, político y social que su gobierno ha ocasionado, es: exigirle que reconsidere y revierta las políticas y acciones que han dañado el bienestar social de nuestro país; no es justo que el peso de tales medidas las tenga que seguir soportando una sociedad cada vez más empobrecida y castigada por las malas decisiones de su gobierno. Desde luego, también le demandamos respetar el financiamiento a la educación superior pública y al desarrollo científico y tecnológico, con la finalidad de apoyar su buen funcionamiento”.

UNT (Unión Nacional de Trabajadores), integrada por un significativo número de los denominados sindicatos independientes, entre ellos el de los telefonistas (STRM), el de los universitarios (STUNAM) y el de los pilotos (ASPA), se negó a firmar el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar propuesto por Peña Nieto y dio a conocer un pronunciamiento en el que exige: “Un aumento salarial de emergencia; abrogar la reforma energética y la liberalización de los precios de la gasolina; reconstruir el mercado interno y las cadenas productivas nacionales y el sector productivo del campo, e implementar una reforma fiscal equitativa y de carácter redistributivo”.

Canacar (Cámara Nacional del Autotransporte de Carga). “Ante el incremento desproporcionado en los precios de los combustibles, vigentes a partir del 1 de enero del presente año, la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga, organismo que agrupa a empresarios de todos los tamaños y modalidades de este estratégico sector, manifiesta lo siguiente… estimamos urgente y necesario que el gobierno federal, por conducto de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, analice las propuestas que permitan amortiguar las consecuencias del incremento en los precios de los combustibles, repartir el costo equitativamente en toda la cadena, incluyendo desde luego al propio Estado y no descargar todo el efecto sólo en uno de los eslabones, sin afectar por supuesto, la estabilidad de las finanzas públicas”.

Pero además, al menos dos de ellos, la Contu y la UNT, están convocando a la sociedad civil a expresar su repudio al gasolinazo mediante una multitudinaria marcha nacional el 31 de enero. Por su parte, la Coordinadora Nacional Plan de Ayala está convocando para la misma fecha a un “paro nacional”.

Es probable que con la protesta de millones de ciudadanos en las calles el gobierno se vea obligado a revertir una decisión que afecta su economía, en lugar de preguntarles “¿ustedes qué hubieran hecho?”.

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