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Devaluación de la vida, en evidencia

ENSEÑANZA. Los padres deben mostrar a sus hijos el valor de la vida. (Foto: Alfonso Hernández)

La devaluación de la vida se pone al descubierto en hechos violentos como el ocurrido en Monterrey, Nuevo León, consideró el coordinador académico de la Licenciatura en Psicología de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), Efraín López Molina.

Sin desdeñar los factores específicos que llevaron a un adolescente a disparar contra su maestra y compañeros en el Colegio Americano del Noreste, el especialista lamentó que el fondo de la tragedia sea “el poco sentido de valía que hoy tiene la vida”.

Invitó a enfatizar desde cada trinchera que la vida tiene el valor supremo. “Si yo soy padre de familia, claro, enseñarle a mi hijo o a mi hija la importancia que tiene la vida propia y la vida de los demás; si yo soy un compañero de escuela, hacer lo mismo”.

El psicólogo reconoció que buscar explicaciones a fenómenos de este tipo es una respuesta natural, “sobre todo porque nos parece incomprensible que un muchacho de 14 años de edad pues haya tenido este tipo de conductas”; sin embargo, es importante centrarse en lo que se puede hacer como sociedad porque en diferente medida se puede ser corresponsables.

“Podemos ahí tener infinidad de explicaciones, si era maltratado, si pertenecía a un grupo de redes sociales que lo incitaban a esto, que si en su casa veía o tenía; lo que sí sé es que ese niño tuvo acceso a un arma de fuego y ésa es la pregunta que nos tenemos que hacer, un muchacho de 14 años de edad ¿tendría que tener acceso a un arma?”.

López Molina consideró que otra forma de evitar la violencia es aumentar la tolerancia a la frustración. “Ir un poco enseñando y entrenando a las personas a que va haber frustración en la vida, pero que por mucha frustración que tú tengas, la respuesta no puede superar la situación frustrante, es decir, por mucho que podemos pensar o suponer, generar una hipótesis que este niño fue agredido fue excluido”, eso no justifica los disparos contra los demás y contra sí mismo.

Por otro lado, mencionó: “Desde mi punto de vista, tenemos que tener tres lugares siempre seguros: uno es tu hogar, debe ser de lo más seguro que debes de tener; la otra es la escuela, porque uno como padre va y deposita algo que es muy valioso, que son los hijos, y otra, tu lugar de trabajo”, explicó el académico, y abundó que cuando estos lugares son vulnerados inicia un clima de miedo.

Una manera de recuperar el respeto por la vida, y por lo tanto la seguridad pública, es dedicarse cada quien a sus actividades, “volcarnos nuevamente a nuestro rol y a nuestra actividad que cada quien hemos elegido estar y hacerla de la mejor manera”.

 

HJ/I