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Mejores no, diferentes sí

Desde que las redes sociales se volvieron imprescindibles en el mundo del espectáculo, es muy fácil darse cuenta de la cantidad de opiniones diferentes que hay sobre cantantes, canciones, películas, espectáculos, etcétera.

El problema no es que haya diferentes opiniones, al contrario, eso genera diversidad. El problema es la cantidad de personas que se creen poseedoras de la razón y, peor aún, las que juran tener los mejores gustos y puntos de vista, minimizando y despreciando todo lo que a su “excelsa y exquisita” forma de pensar es lo corriente y de menor calidad.

A esos les encanta ser reconocidos por tener buenos gustos, pero de verdad ¿cuáles son buenos gustos y para quién? Un ejemplo clarísimo es cuando se revela el cartel de un festival de música. Cada que eso ocurre, viene la crítica de las bandas elegidas para estar entre las estelares, cuestionar las que están y quejarse por las que no están.

Ahí tenemos el caso del Roxy Fest. El día que se liberó el elenco que conformaría este festival se veían muchos comentarios en redes sociales diciendo que sólo irían para ver a Morrissey –que incluso sugieren pagar sólo por verlo a él– y que el resto del cartel eran bandas basuras.

Por supuesto que Morrissey es el plato fuerte de ese evento, en específico, pero el resto del cartel aporta múltiples ritmos y un ambiente festivo que otros tantos disfrutarán.

Creo que esas personas desconocen que, precisamente, el encanto de un festival como el recién Roxy Fest, el Revolution, el Coordenada y todos los festivales musicales, es la variedad de intérpretes e incluso de géneros que podemos encontrar en un mismo evento.

Es una fiesta constante e incluyente en donde la gente se reúne bajo la premisa de que les gusta la música y puede disfrutar de una que otra canción de una banda que no sea precisamente tu favorita. Dicho en otras palabras, es un bufet de opciones, pagas por todo y elijes lo que más te guste o se te antoje. Todos tenemos derecho a que no nos guste algo, pero demeritar los gustos de los otros, eso sí me parece de mal gusto. Porque a final de cuentas no se trata de tener los mejores gustos, sino de ser conscientes de que hay diferentes gustos.

@claudiarellano