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¿Apoyo fuera de la ley?

Cada semana Donald Trump se esfuerza por mantenerse en los titulares no sólo de Estados Unidos, sino de todo el mundo. Cada semana su Twitter parece ser más el de un hombre mediático al frente de un programa amarillista y de chismes y no el del presidente de una potencia mundial. Con cada mensaje de 140 caracteres el republicano logra desestabilizar más su mandato y zanjar más la profunda división social y política que ocurre en aquel país, además de que genera más cuestionamientos sobre su capacidad para desempeñar el cargo presidencial.

Y es que sus tuits siempre suscitan críticas, lo mismo cuando deja de lado la diplomacia y en un desplante amenaza las relaciones con México, que cuando ataca a Arnold Schwarzenegger, ex gobernador republicano de California, y más preocupante es cuando cuestiona la capacidad del juez federal James Robart, refiriéndose a él como un “supuesto” juez, a quien ahora ve como el enemigo a vencer ya que fue él quien suspendió el acuerdo migratorio de Trump. Este tuit en especial fue mucho muy criticado por la clase política estadounidense debido a que Robart es un juez muy respetado en Estados Unidos. Sin embargo, para el nuevo presidente toda una carrera puede ser fácilmente cuestionada si alguien no está de acuerdo con sus decisiones. Pero quizás el tuit que más repercusión tuvo fue cuando el magnate estadounidense, estando en medio de una reunión de seguridad nacional y olvidando que ahora es un jefe de Estado, criticó y cuestionó la decisión de la cadena de tiendas comerciales Nordstrom de retirar de sus tiendas la línea de moda de Ivanka Trump. La polémica de este tuit, no es sólo por el hecho de que Trump  con su temperamento volátil parece estar más interesado en cuidar los negocios de su hija, que en resolver la grave crisis política y social en Estados Unidos, sino que con este mensaje el presidente estadounidense pudo haber violado la ley, al usar su puesto como jefe de estado para favorecer los intereses económicos de su familia, lo que podría representar un conflicto de intereses y poner en riesgo nuevamente su inestable permanencia en la Casa Blanca.

La polémica no fue exclusiva de Trump, ya que en medio de una entrevista, Kellyane Conway, su consejera presidencial, alentó al público estadounidense a comprar productos de la marca de Ivanka Trump, demostrando un desconocimiento total de los lineamientos y obligaciones que se requieren al  ser parte del equipo presidencial, pero contrario a lo que pensó, sus palabras junto con las del presidente elevaron las ventas no de la línea de Ivanka, sino de las tiendas Nordstrom, evidenciando el descontento del pueblo norteamericano.

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DN/I