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Acerca el arte a los niños y sus familias

PARA TODOS. Magali explica que le exposición en la que colabora está pensada para que tanto nos como adultos conversen con la obra de Orozco en varios niveles. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

Magalí Pasero es historiadora del arte con especialidad en Pedagogía y una amplia experiencia en el desarrollo de contenidos didácticos en el campo del arte. Junto con Margarita de Silva, Brenda Valdés y Brenda Solís fundó Múcura, una empresa dedicada a la construcción de exposiciones interactivas cuyos contenidos están llamando la atención y podrían verse con mayor frecuencia en la ciudad.

Su experiencia toma sentido en el contexto de Guadalajara, donde conformaron Si yo fuera Orozco, expuesta inicialmente hasta el 29 de enero, pero por la aceptación que ha tenido su presencia se amplió hasta el 29 de abril.

NTR. ¿Cómo te convertirse en desarrolladora de exposiciones?

Magalí Pasero (MP). Nací en México, crecí en San Diego y me formé en Europa. Estudié en Francia e Italia, después volví a Estados Unidos para terminar mis estudios como historiadora del Arte y socióloga. Desde que estaba en la universidad empecé a trabajar en la frontera en Inside, que fue un proyecto cultural  de colaboración internacional muy importante.

Mi interés por la parte educativa nació en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, pues gané una beca para trabajar un año y creo que ahí encontré mi vocación. De ahí hice la especialidad en Educación y la mayor parte del tiempo me desarrollé en la Fundación Arte Vivo de España, que hacía esto que estoy haciendo, acercar contenidos de exposiciones a todo tipo de público. Me he dedicado a esto durante 20 años.

 NTR. ¿Cuál es la historia de Múcura?

MP. Múcura es una vasija o cántaro que porta agua, también es una isla en Colombia y significa mujer, pero realmente le llamamos así por la unión de museografía y curaduría. En realidad nos gustó el sonido de la palabra y resulta que tenía más significados.

Empezamos a trabajar como empresa para la exposición Si yo fuera Orozco. Brenda Valdés nos convocó a Margarita de Silva, arquitecta, Brenda Solís, que es diseñadora integral, y a mí. No habíamos trabajado juntas, de hecho poco nos conocíamos, pero se ha gestado una relación muy interesante y nos están comenzando a solicitar más exposiciones.

 NTR. ¿En qué términos se dio la relación con el Instituto Cultural Cabañas (ICC)?

MP. El museo tiene un programa que se llama Cabañas Niños y les gustó nuestro trabajo, la intención es continuar elaborando el proyecto anual con el que se promueva el acervo del Cabañas. En realidad fue Olga Ramírez Campuzano, la directora, quien contrató inicialmente a Brenda Valdés. Ella es maestra de Gestión Cultural en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). A raíz de un trabajo que venía haciendo con sus alumnos en el ICC surge la idea de la exposición.

NTR. ¿Con qué objetivos se planeó Si yo fuera Orozco?

MP. La primera idea fue no hacer una exposición para niños, pero sí una exposición que pudieran disfrutar y entender los niños. En la que cualquiera pudiera encontrar algo atractivo, porque también una cosa que entendemos es que los niños están sobre infantilizados con lenguajes muy determinados hacia ellos. Debemos saber que ellos tienen ese potencial de ir creando sus propios significados e historias si les das el material adecuado. Siendo bastante rigurosos en temas de investigación, nos metimos a fondo. Encontramos muchas mujeres importantes en su vida, investigamos esos vínculos interesantes por ejemplo con Tina Modotti. Y también recuperamos fotografías inéditas porque nos interesaba que Orozco dialogara con el visitante desde sus facetas más humanas.

NTR. ¿Cuáles son los lenguajes de los museos actualizados?

MP. Me viene a la mente primero que sean inclusivos, porque históricamente han sido como un alhajero a donde la gente se acerca con mucho cuidado a observar desde la distancia y sólo más conocedores se atreven a tener un acercamiento.

Creo en que actualmente todos podamos acercarnos a la cultura y al arte porque hay material rico que nos habla de nuestra actualidad. Orozco nos habla de lo que está sucediendo en nuestra sociedad a través de un lenguaje que es accesible para todos.

El museo debe ser abierto también y las exposiciones deben ser didácticas, al alcance de los pequeños, eso significa que sean sensoriales, táctiles, que puedan explorar por su cuenta sin necesidad de un guía o familiar. También el contenido deber ser entendible para diferentes niveles de desarrollo cognitivo.

NTR. ¿Es posible que en Guadalajara los lenguajes de los museos se vayan modificando hacia la tendencia interactiva?

MP. No sólo es posible, sino necesario, pues es lo que el público está buscando. Curiosamente el programa se llama Cabañas Niños, pero el museo es visitado por más adultos y se interesan en la exposición Si yo fuera Orozco porque es accesible. Esto sucede al modificar el lenguaje y ser inclusivos, no es hacer un lenguaje infantil, sino un contenido que permita distintos niveles de lectura. No todas las exposiciones deben ser así, sin embargo es responsabilidad de museo difundir su patrimonio, sus colecciones y la manera de hacerlo es con un lenguaje más didáctico.

 NTR. Además del Cabañas, ¿hay planes para hacer otros proyectos?

MP. Estamos en pláticas con la Secretaría de Cultura, pero queremos ampliar nuestros horizontes, no necesariamente deben ser museos, nos gusta explorar los espacios públicos. Estamos pensando salir más a la calle en las próximas propuestas.

 

Colaboración especial de Arllete Solano

 

HJ/I