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Colosio, un 23 hace 23 años

Muerto hace siete años –6 de febrero de 2010– durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, don Luis Colosio Fernández se fue sin ver que se haya hecho justicia –a decir de él mismo– por el asesinato de su hijo el entonces candidato a la presidencia por el PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta.

Cuando don Luis falleció corrían ya cuatro años del gobierno calderonista y el caso del crimen de Donaldo no registraba novedad alguna a como lo dejó la última administración del PRI que encabezó quien llegó a ser coordinador de la campaña del malogrado candidato priísta, Ernesto Zedillo Ponce de León.

Seis años antes de su muerte, durante el primer gobierno del PAN en el país, el de Vicente Fox Quesada, la voz de don Luis Colosio que clamaba justicia tampoco fue escuchada, según declaró en una entrevista que en marzo de 2004 le hice en el Club Libanés de la ciudad de México momentos antes de que presentara su libro A diez años, Colosio habla, cuando entonces corrían ya 10 años del asesinato de su hijo.

Alrededor del disparo que recibió Luis Donaldo Colosio en la cabeza y que finalmente terminó con su vida en Lomas Taurinas, allá en Tijuana, se tejieron y se han tejido infinidad de hipótesis que llevan a dos conclusiones sin medias tintas: que fue un complot o que fue un tirador solitario. Esta última es la que sostuvieron los gobiernos priístas de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, la panista de Fox Quesada y a la que ya no le quiso mover el gobierno de Calderón.

Hoy, al cumplirse 23 años de la muerte de Luis Donaldo Colosio ocurrida un día 23, se mantiene en el aire el sentimiento de su padre que a lo largo de 16 años, casi tres sexenios gubernamentales, buscó justicia porque nunca se convenció de la versión oficial.

También en marzo, pero de 2001, cuando vino a Guadalajara a apadrinar a los egresados de una secundaria que lleva el nombre de su hijo y que tuve oportunidad también de entrevistarlo, no dudó cuando dijo:

“Durante los últimos años yo vengo luchando y batallando con las uñas y las súplicas, pero nadie de los poderosos me ha escuchado. Pero tampoco he claudicado y sigo solicitando y sigo exigiendo que se haga justicia en el caso de Luis Donaldo. Nada de que el tirador solitario… ¡pamplinas!”.

“Fue un complot muy bien organizado y llevado a cabo impecablemente por un brazo armado que pudo haber sido equis organización…”.

“Pero todo fue una comedia pésimamente actuada y llevada a donde se nos da a conocer a los mexicanos que definitivamente Colosio murió a manos de un solo tirador. Yo no comparto esa opinión. Yo sigo sosteniendo que el crimen de Luis Donaldo fue un crimen político, que lo mataron para eliminarlo de la lucha por el poder, en esa descomposición tremenda que ya se vivía…”.

En aquella entrevista de 2004 –tres años después de que dijo lo anterior–, don Luis Colosio no cambiaba de opinión cuando le pregunté si creía que no había nuevos elementos para reabrir el caso de su hijo como había concluido la entonces comisión senatorial que le daba seguimiento al caso Colosio. Expresó:

“Pues, mira, yo soy un ciudadano agraviado y tengo muchas dudas de cómo se llevaron, desde que se iniciaron, las investigaciones y, desde luego, de ninguna forma estoy conforme. Soy un ciudadano agraviado –reiteró–, y considero que los intereses que generaron el asesinato son los mismos que pusieron la barrera y que va a ser un milagro que pueda traspasar”.

El asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, ocurrido un día como hoy hace 23 años, quedó marcado en la historia política del país como una efeméride a recordar por los priístas cada año y en esta ocasión no estará exenta del tinte futurista: el orador único en la ceremonia será el secretario de Salud, José Narro... uno de los presidenciables para 2018.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.