INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

De lo Vertical a lo Horizontal

Tradicionalmente el dinamismo del escenario internacional está determinado por las decisiones y actividades de los países desarrollados. Nos guste o no, el resto de las naciones orbitan y se comportan según lo que dicten las potencias mundiales. Cada Estado con su sistema y desde su “soberanía”, un concepto cada vez más difuso, diseña su modelo de desarrollo a partir de lo que un selecto  grupo de países decida.

En un primer plano aparecen los líderes mundiales: Estados Unidos, Alemania, China y Rusia. También existen referentes regionales, si bien dependen de los anteriores llevan a cabo un papel referente en los organismos regionales. Brasil en América del Sur, Irán en Medio Oriente, Corea del Sur en el Este de Asia, entre otros. Por último, unos más desarrollados que otros, están los países espectadores, en esta categoría se inserta 80 por ciento de los Estados.

El fenómeno de la dependencia no es algo nuevo. El economista argentino Raúl Prebish lo explica a detalle en la llamada “teoría de la dependencia”. En términos coloquiales, no busco encontrar el hilo negro en materia de análisis internacional, sino proponer acciones que rompan con la dinámica descrita.

En un mundo tan interconectado hablar de un modelo hermético e independiente seria, en mi opinión, un error. Mi propuesta pretende rescatar el espíritu del Movimiento de los Países No Alineados  (MPNA), un grupo de naciones que buscó exhibir su equidistancia de los dos bloques mundiales enfrentados en la Guerra Fría.

Con la cooperación internacional como bandera, el siglo 21 ofrece la oportunidad de romper con la dependencia vertical y proponer una estructura de carácter horizontal. Los países “espectadores” tienen que dejar de ser la consecuencia de una acción y concebirse como los autores y responsables de su actuar. 

En este esquema horizontal el respeto, la integridad, la no discriminación y el reconocimiento son elementos centrales para construir un sistema reciproco, entendido como la igualdad en la interacción. El rechazo a las asimetrías tiene que ser tajante en los acuerdos y en las instituciones, los privilegios generan desconfianza y deslegitiman el valor de un Estado.

Ante países con líderes frágiles y déspotas es necesario dejar de orbitar y comenzar por construir nuevos lazos internacionales que rompan con la dinámica vertical tradicional. La horizontalidad propuesta enarbola un modelo alterno que tiene a la globalización de su lado y concibe el desarrollo como un anhelo compartido.

[email protected]