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Los ‘bloopers’ de la política

Imagine uno de esos segmentos de bloopers que suelen transmitir los programas de televisión para soltar la carcajada con el error ajeno o con algún detalle chusco ocurrido detrás de cámaras.

Algo así pasa en el día a día en la política, en la que los protagonistas cometen cada traspié que los convierte en blanco fácil para el escarnio, para la burla cruel, para expresar el desprecio.

En la semana hubo varios de esos incidentes que llamaron la atención. Uno, el de la presidente del Partido de la Revolución Democrática, Alejandra Barrales Magdaleno, y su depa de un millón de dólares en Miami.

Tenía muy guardadita la propiedad que compró mediante dos empresas cuya única actividad fue justamente esa transacción y una tiene como domicilio el de su madre.

Pero no hay que ser mal pensados, no especulemos con que a Barrales también se le da a eso de las empresas fantasma; además, la ex azafata dice que el inmueble de lujo es producto de sus ahorros, que todavía no es suyo porque lo está pagando y que nunca ocultó que lo tenía… Ajá. Sólo que tuvo que hablar del tema hasta que una cadena de televisión lo sacó al aire.

El otro resbalón fue el del diputado perredista Guadalupe Acosta Naranjo. Por defender a la presidente de su partido intentó extender una cortina de humo al arremeter contra el senador Miguel Barbosa Huerta porque, dijo, fue quien filtró la información porque tenía acceso a ella.

O sea, desde la perspectiva de Acosta, que al parecer también estaba muy bien enterado de la trama, es más honorable quedarse callados.

El caso es que el lío con el detallito del departamento vino a poner más amarillo al partido del sol azteca que ha tenido un mes terribilis por el pleito que trae Barrales con Barbosa Huerta, al que nada más no puede meter en cintura desde que anunció que se va con Andrés Manuel López Obrador, de Morena, pero se queda como líder de la bancada perredista en la Cámara alta… claro, para no perder prerrogativas.

Para cerrar la semana, Barrales terminó por volver al Senado, sin dejar la presidencia del PRD, para estar en una votación que pretendía quitar la coordinación de la bancada a Barbosa Huerta. ¿A poco no son de risa tantos desaguisados?

Un detalle cómico más fue el de la titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP), Arely Gómez González, quien rindió su informe por 100 días en el cargo.

Estaba tan sonriente hasta que le tocaron el tema de Tomás Zerón de Lucio, el ex titular de la Agencia de Investigación Criminal y su colaborador directo cuando ella estaba al frente de la Procuraduría General de la República.

Zerón de Lucio está señalado por haber manipulado información de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero.

A doña Arely se le vio visiblemente molesta por la pregunta de los reporteros sobre el avance de las investigaciones en contra de Zerón de Lucio al que removieron ante el escándalo, pero lo arroparon en otra área de la Presidencia de la República.

Su argumento fue que apenas lleva 100 días en el puesto como para poder hablar de avances. De los que estuvo en la PGR trabajando con Zerón de Lucio ya no se acuerda.

La cereza del pastel entre tanta embarrada es la selección del fiscal anticorrupción. Ya hubo quienes aventaron la toalla porque no vieron claro, ya se expulsó de la competencia a dos por el plagio de ensayos y el Senado ya desestimó el trabajo que hizo el Comité Ciudadano. ¡Chulada de proceso!

No en balde dice Layda Sansores que esto del fiscal es como elegir reina de la primavera: para dar una caricia a la vanidad aunque no sirva para nada.

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