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Un bosque de canciones

Plantación de árboles destinada a fines científicos.

Entre ellos, el estudio de su desarrollo, de su acomodación al clima y al suelo.

Según el diccionario, eso significa “arboreto”.

Y en ese sentido, la banda Arbouretum no podría tener mejor nombre.

Ayer lanzaron su séptimo disco.

Se llama Song of the rose.

Su origen está en el poema The rose del inglés Richard Lovelace.

Es una especie de homenaje debido a que este artista del siglo 17, es abuelo de varias generaciones del líder de Arbouretum, Dave Heumann.

Es decir, que por el cuerpo de Heumann pasa el ADN de Lovelace.

Y es un disco de experiencias y de referencias literarias.

Esta característica es fiel a la agrupación que desde su inicio en Baltimore, Estados Unidos, establece sus argumentos a partir de paisajes hechos por otros.

Cuando se creó a principios de la década pasada, encontró su sonido a partir de la música del viajero, compositor y escritor estadounidense, Paul Bowles.

El mismo Bowles que desde joven abandonó su vida acomodada para viajar, y que llegó a vivir en México durante cuatro años.

El mismo Bowles que fue influenciado por la amistad y obra del compositor Silvestre Revueltas, apenas antes de que el mexicano muriera por su adicción al alcohol.

Y el mismo Bowles que no sólo hizo amistad con Tennessee Williams, Truman Capote, Allen Ginsberg, Jack Kerouac o William Burroughs, entre otros, sino que además en su residencia en el Tánger, Marruecos, los introdujo al majoun, esa mermelada de hachís que mandó más gente al espacio que la NASA.

Con este pasado, Song of the rose se extiende a las influencias taoístas que el líder de la banda tiene en el presente, específicamente en la escritura de Lao Tzu.

El primer tema, Call upon the fire, se relaciona con la medicina taoísta que cura a partir de las energías que fluyen. Y aunque no es taoísta, también se basa en el I Ching.

En la canción Dirt trails, Arbouretum denuncia los ciclos de la tecnología que prometen lo que Heumann llama “la ilusión del progreso”.

Esto es cuando los políticos “inventan” la solución a un problema, pero al final se tienen dos.

Arbouretum es folk, psycho, rock, progresivo y más géneros que los especialistas reconocerán.

Pero también es una plantación destinada a la introspección.

Con sonidos como suelo y letras como clima.

Un bosque de canciones.