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Nuestra incómoda sensación de inseguridad

El presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro, alertó a quienes lo escuchaban que al día siguiente los medios de comunicación consignarían sólo lo malo. Se refería a los resultados de la evaluación Qué has hecho, alcalde, del observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos, con los cuales se confirma que en seguridad estamos cada vez peor.

Luego, hizo una serie de consideraciones sobre cómo se debe medir, para determinar cuáles son realmente las fallas o los aciertos de la Policía Municipal y no achacarle al ayuntamiento lo que no está en sus atribuciones.

Al salir de la presentación, que se llevó a cabo en una zona demasiado concurrida a esa hora, caminé unas cinco cuadras al estacionamiento. Ya había llegado la noche y las calles aledañas estaban completamente oscuras, salvo por la luz de los autos.

En ese breve recorrido fue inevitable hacer cálculos de lo que llevaba en mi bolsa, por si tenía que enfrentarme a una situación como las que cuentan quienes viven en los alrededores de la avenida Chapultepec, especialmente de robos con violencia o a mano armada.

También me acordé de la reportera de NTR Guadalajara, quien se había quedado todavía haciendo entrevistas, y por la mañana salió del ayuntamiento tapatío, rodeado de policías, para encontrar que su bicicleta, la que usa como medio de transporte, había sido robada y nadie se dio cuenta.

Afortunadamente lo sucedido en mi trayecto caminando quedó en unos minutos de una terrible sensación.

Al llegar al estacionamiento, en la caja estaba una regidora de Guadalajara, quien también había escuchado antes al alcalde. Apenas me vio, me preguntó cómo me había ido en las calles que recorrí. Noté su cara de agobio, que debía ser igual a la mía. Me hizo énfasis en la oscuridad de las calles y lo vulnerable que se sintió, y nos dimos cuenta de que las lámparas que están justo por Lerdo de Tejada son de las nuevas luminarias, pero están apagadas. “Tengo que llamar a Diego (Monraz, titular de Servicios Municipales)”, me dijo. Nos despedimos con deseos mutuos de llegar bien a casa.

Según los datos revisados por Qué has hecho, alcalde, los delitos del fuero común y los homicidios aumentaron en la actual administración de Guadalajara. Enrique Alfaro pidió que se hicieran algunas consideraciones, como no tomar en cuenta aquellos delitos que no puede prevenir ni atender un gobierno municipal.

Es cierto, la inseguridad que enfrenta Guadalajara y, en general, Jalisco y el país, no es responsabilidad sólo de los actuales gobiernos. Cuando Enrique Alfaro llegó a la presidencia municipal tapatía ya la ciudad era muy insegura y caminar por sus calles era un verdadero reto.

Las historias de robos de bolsos, celulares, alguna joya, bicicletas, autos, autopartes, nuestros negocios y viviendas son parte ya de nuestra vida cotidiana y las escuchamos en nuestro entorno desde hace varios años.

El problema es que la llegada de Enrique Alfaro tampoco nos trajo certidumbre ni condiciones para vivir nuestra ciudad. Las calles siguen oscuras e inseguras. Las medidas que tenemos que tomar para no ser víctimas de delitos cada vez son mayores y con un costo superior para nuestros bolsillos.

Cuando el actual gobierno comenzó, según Qué has hecho, alcalde, la tasa de delitos por cada 100 mil habitantes era de 17.1. La meta es bajarlo a 15, pero actualmente es de 18.69. Eso sin contar la percepción de inseguridad que el mismo observatorio ya adelantó sobre el área metropolitana, la más alta que se haya registrado desde que se lleva a cabo ese ejercicio.

Así que disculpará el alcalde que lo incomodemos con nuestra sensación de inseguridad, pero nos gustaría caminar por nuestras calles.

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