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Aves provocan daño en patrimonio cultural

(Foto: Notimex)

El daño severo que provocan palomas, gorriones, tórtolas y ardillas a diversos monumentos históricos y a la salud pública representa una tarea pendiente, aseguró Sandra Joyce Ramírez, maestra en restauración y conservación de bienes inmuebles.

La especialista egresada de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museología (ENCRYM) Manuel del Castillo Negrete explicó en entrevista con Notimex que se trata de un tema que se debe revertirse manteniendo las poblaciones de aves.

“Es un problema que no ha sido controlado, es necesario evitar incrementos de población y solo se puede conseguir si las personas no se les dan alimento a las aves, porque  se les cree domésticas y así empezaron”, aseguró la también bióloga egresada por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Indicó que las heces de palomas presentan un impacto negativo directo sobre las poblaciones urbanas, debido a que causan daños en la salud, asimismo, se convierten en un factor determinante de deterioro en diversas fachadas de recintos históricos.

“Las palomas son las que tienen mayor incidencia, aunque también existen otros tipos de aves que están inmiscuidas en el deterioro de los inmuebles históricos y dentro de estos, se encuentran los daños mecánicos, estéticos y químicos, que derivan de dichas aves.

La responsable del Laboratorio de Biodeterioro del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble del INBA, detalló que en la Ciudad de México existen más de 200 especies de aves y destacó que son las palomas que generan un mayor daño al depositar sus excrementos sobre los monumentos.

Además de los daños al patrimonio cultural, también existen los daños a la salud de las personas, sobre todo enfermedades respiratorias, además,  “cuando las heces de palomas caen en depósitos de agua se esparcen bacterias como legionella o estoplasmosis; además de otras enfermedades derivadas de las chinches y garrapatas que tienen las aves”, señaló la especialista.

Aunque Ramírez Muñoz no dio un número exacto de cuántos son los edificios y monumentos históricos que requieren atención al respecto, dijo que antes de intervenirlos, se requiere de un protocolo para determinar que existe un daño biológico.

“Se realiza un diagnóstico y se busca proponer el tratamiento, es el protocolo que en la Escuela de Restauración se les brinda a maestros que van a salir, con el apoyo de la Coordinación de Monumentos Históricos”, concluyó la experta.

GT