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Revés para el presidente

La campaña presidencial de Donald Trump pareció centrarse en tres puntos que fueron su estandarte y su carta fuerte. Probablemente esos tres puntos fueron los responsables de que el candidato republicano llegara a la Presidencia de Estados Unidos. Primero, la supuesta amenaza musulmana. Segundo, el tema migratorio. Y por último, el supuesto fracaso del Obamacare, por lo que una de sus principales promesas de campaña, fue abolir este programa de salud y presentar uno mucho mejor que a decir de él favorecería a todos los estadounidenses.

Sin embargo, esta promesa no podrá ser cumplida aparentemente, ya que después de haber anunciado con bombos y platillos su proyecto sanitario y lo “grandioso” de éste, su propio partido le dio el golpe más duro que ha recibido en su corto, pero muy ajetreado tiempo en la Casa Blanca. Y si bien ya se esperaba un fracaso en este tema, ya que es uno de los más complejos para el gobierno, la realidad es que la manera en que los republicanos le dieron la espalda ha sido por demás humillante, además de un signo claro de que aun cuando los republicanos son mayoría en las dos cámaras, no están dispuestos a ser peones de un presidente que hoy más que nunca parece encontrarse perdido dentro de su propio gobierno.

La votación estaba prevista para el viernes 24, el escenario era el ideal para que Trump demostrara ese famoso poder de negociación del que tanto ha alardeado. Sin embargo, la votación no se llevó a cabo. Fue suspendida debido a que no contaría con la mayoría necesaria para ser aprobada, echando por los suelos todo el trabajo de un presidente que habló antes de tiempo y no supo formar alianzas para que su proyecto legislativo más importante pudiera convertirse en una realidad y no sólo en otra más de sus muchas promesas de campaña. La derrota no solamente fue para Trump y su equipo, sino también para Paul Ryan, líder republicano en la Cámara de Representantes, quien arrastrado por el fracaso de la reforma sanitaria, de alguna manera exhibió su incapacidad para lograr acuerdos aún dentro de su propio partido, ya que al quedarse corto con el número de votos aprobados, demostró no tener el control ni el apoyo de sus colegas.

Pero más allá del fracaso para Paul Ryan o el golpe para el Partido Republicano en general, la realidad es que este nuevo tropiezo para el gobierno de Trump, se suma a los desaciertos que se han ido acumulando a lo largo de poco más de dos meses de una Presidencia inestable que podría estar destinada al fracaso, aunque esto sólo el tiempo lo dirá.

jessica[email protected]