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Deporte insano

Hablar de los beneficios biopsicosociales del deporte es lo más común en el medio periodístico, pero hablar del otro lado de la moneda se convierte en camino difícil, coacción hacia el que escribe y en el menor de los casos simplemente correr al periodista y/o escribano. Este fenómeno de hablar bonito de esos temas en estos días es común porque se festeja el Día Mundial de la Actividad Física o Move for Health y mañana viernes el Día Mundial de la Salud, esta última cada año tiene un tema invitado. Este año el tema es la depresión, bienvenida ella y tan cotidiana en estos momentos.

Hace un par de quinquenios los periodistas Vyv Simon y Andrew Jennings nos dejaron un buen testimonio cuando escribieron en su libro Los Señores de los Anillos (Grupo Editorial Norma, 1992), sus “descubrimientos” acerca del deporte internacional en su parte más insana.

Donde entre otras cosas encontraron lo que se señala en la cintilla del libro: “poder, dinero y doping en los Juegos Olímpicos”. El tráfico de influencias en las más altas esferas de la política y algunas industrias deportivas se menciona que es lo cotidiano y sistemático, y nos parece que ese modelo se reproduce en “pequeñas” escalas en los diversos países. Mientras más subdesarrollo, corrupción, impunidad exista y menos rendición de cuentas y transparencia hay en un país estas situaciones están a la orden del día, todo ello avalado por organismos deportivos internacionales y las locales juegan su papel.

O sea, aquella frase de Fair Play (Juego Limpio) suena como letra muerta dixit más de algún político en nuestro medio, ya que los acontecimientos que se han dado (algunos aún están pendientes) como lo del deporte ruso, los casos Lance Armstrong, Oscar Pistorius, la muerte de Fernandita Ramírez (Judo, 2008), la situación y violencia hacia los árbitros y público en el futbol mexicano muestra la parte más insana del deporte en todos los niveles y áreas geográficas.

Un deporte que lo controlan un puñado de hombres-familias junto con una decena de empresas son sin duda el mejor testimonio del manejo de todo tipo de  situaciones raras en esta área, y recordemos que lo raro es sinónimo de feo. Por lo pronto el deporte está en deuda y la implementación de su credibilidad, limpieza y apertura debe de pasar al siguiente nivel.