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Atesora presa vestigio de la minería en Pachuca

Belleza. Huascazaloyam es el nombre en náhuatl de Huasca de Ocampo y significa lugar de pájaros, agua, vegetación y alegría. (Foto: Notimex)

Huasca de Ocampo. En este pueblo pintoresco aún resuena la bonanza de los viejos tiempos, cuando el conde de Regla, Pedro Romero de Terreros, construyó varias haciendas de beneficio que lo convirtieron en el hombre más rico de su época.

Se decía que eran de beneficio porque los minerales extraídos –oro, plata, plomo y otros– de las minas pertenecientes a los municipios cercanos, sobre todo hacia 1760, eran transformados ahí en lingotes y barras.

Cuando el conde de Regla, nombrado así por la corona española, falleció (1781) tenía 80 haciendas, de las cuales tres están todavía en Huasca de Ocampo, el primer Pueblo Mágico del país: Santa María, San Miguel y San Antonio Regla.

Éstas son hoy parte del atractivo turístico del municipio hidalguense porque en sus paredes, patios, pasillos y hornos, por ejemplo, aún es posible conocer el duro trabajo de antaño.

De manera particular, la ex hacienda San Antonio Regla atrae porque quedó sumergida para edificar una presa del mismo nombre y, con ello, producir energía eléctrica en apoyo al trabajo realizado en la minería.

Luz María Ruiz Pelcastre, directora de Cultura y Educación del ayuntamiento, contó que ese hecho sucedió porque la industria decidió transformarse a partir de la llegada de los nuevos dueños y los avances tecnológicos de aquellos años.

Comentó que una empresa estadounidense adquirió parte de las minas de la zona en 1906 y, por tanto, trajo su tecnología para instalar una planta hidroeléctrica, después de determinar que esa zona contaba con las mejores condiciones topográficas.

Es así que decide inundar, en conjunto con su socio comercial, José de Landeros y Cos, la hacienda colonial que fue edificada entre 1760 y 1762 por Romero de Terreros y posteriormente reubicó de manera ordenada a los trabajadores en otros lugares cercanos.

Hoy sólo puede recorrerse en lancha y apreciar parte del chacuaco (chimenea) y una torre sobresaliente del agua, la cual llega a tener una profundidad de hasta 15 metros de altura y una extensión de 4.5 kilómetros dentro de un paisaje de oyameles y un clima semifrío.

En sus ladrillos rojos, indicó, el chacuaco tiene todavía una placa con fecha de 1881 y era utilizado para dejar salir el humo de las enormes calderas de leña que utilizaron los ingleses para fundir los materiales.

“De ahí la frase: fumas como chacuaco”, expuso.

Señaló que esta práctica demandaba una gran cantidad de madera traída de los bosques de El Chico, ubicado en el municipio vecino Mineral del Chico, por lo que el presidente Porfirio Díaz prohibió seguir con la tala descontrolada y lo declara como el primer Parque Nacional.

Ruiz Pelcastre narró que su tatarabuela, la señora Soledad Guevara Morales, su bisabuelo y una tía abuela vivieron en la exhacienda San Antonio Regla y fueron parte de los trabajadores desalojados antes de convertir en una presa.

"Mi tía abuela, quien ahora tiene 96 años, dice que vivió aquí hasta los dos años y medio y, como era tan pequeña, sus recuerdos son de balcones y flores. A ella se la llevaron a vivir a Santa María Regla”, recordó la promotora de Cultura.

Puntualizó que Huasca de Ocampo es un municipio con vida desde hace mucho tiempo porque primero fue República de Indios en 1591 y después, con la conquista española, la minería tuvo un gran auge y desarrollo que dio ocupación a cientos de trabajadores.

Muy visitado

Su segundo momento importante ocurrió cuando fue nombrado el primer Pueblo Mágico en 2001, lo que le permitió hacer del turismo uno de los sectores con mayor atracción de divisas. Tan sólo en el periodo de Semana Santa es visitado por unas 120 mil personas, aseveró.

“Eso ha elevado a un nivel medio el bienestar de las comunidades que tienen servicios turísticos y también ha propiciado la creación de empleos”, subrayó Ruiz Pelcastre, al confiar en que el proyecto Geoparque Comarca Minera Hidalgo le traiga al turismo internacional.

Esta iniciativa comprende nueve municipios –Pachuca de Soto, Mineral de la Reforma, Mineral del Chico, Mineral del Monte, Omitlán de Juárez, Epazoyucan, Singuilucan, Atotonilco el Grande y Huasca de Ocampo– dentro de un área de mil 900 kilómetros cuadrados que expresan la historia geológica de Hidalgo.

“Tenemos mucha ilusión por este nuevo nombramiento y estamos trabajando porque nosotros mismos tenemos que cambiar nuestro modo de percibir el lugar donde vivimos y conservarlo para enseñarles a las personas que vienen a visitarnos”, añadió.

EH/I