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Más local el día mundial

Ayer fue 23 abril, el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, una jornada de celebración promovida por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), replicada y esperada con creciente entusiasmo por los actores de libro de la localidad, especialmente por editores y libreros ya que, además de su simbolismo, esta fecha marca el despunte de las ventas después de los exiguos resultados de los primeros meses del año.

En la capital de Jalisco esta celebración la encabeza la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) desde 2002, cuando se leyó la obra de Juan José Arreola en la Plaza Universidad, frente a la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz. La cita anual de abril que organiza la exitosa FIL, que no olvidemos es una empresa de la Universidad de Guadalajara (UdeG), es ya una costumbre a la que se suman diversas entidades de la geografía de Jalisco para replicar la lectura o hacer pequeños festivales del libro en plazas o bibliotecas.

Aunque en el resto de Jalisco el entusiasmo por esta fecha sólo ha servido para repetir la fórmula ideada por la FIL (que recoge el espíritu de la Diada de Sant Jordi de Barcelona), pero no para mucho más. La propia UdeG no ha sido capaz de algo más fiel a su espíritu universitario: reflexionar o pensar, como dice su lema, y sobre todo analizar lo que sucede en nuestro ámbito más inmediato, en las aulas y en nuestra sociedad.

Me parece estupendo que venga Roger Chartier y toda la pléyade de críticos, agentes, estudiosos, arribistas y sucedáneos en los días del FIL a reflexionar sobre los futuros del libro, pero luego los actores de la localidad, inclúyase a autores, editores, libreros y promotores, se quedan en el desamparo, pues el oasis dura nueve días entre noviembre y diciembre. Y luego se piensa que, realizados los foros, toda la tarea está hecha (o que con lo mostrado en la FIL no hace falta nada más).

Y no es así.  La celebración del Día Mundial de Libro debería despertar iniciativas de participación conjunta entre particulares y gobiernos (estatal y municipales) en pos del fortalecimiento de las empresas culturales del ramo y de la ampliación de su presencia en la entidad, y debería servir de reflexión sobre lo local con apoyo decidido, pues es necesario además del reconocimiento el beneficio de quienes, además de amar los libros, viven de ellos.

@LibracoFP