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Correr para compartir

Mary Keitany nació en el seno de una familia de granjeros en Kenya, donde el éxito se mide en lo verde de sus campos y el número de vacas en su pradera. Su destino era terminar de esposa con algún campesino que diera a cambio de ella algún animal, pero ella decidió que corriendo podría llegar más lejos y con el inusual apoyo familiar en una sociedad que no ve correcto que las mujeres decidan, se convirtió en atleta, campeona y multimedallista internacional.

El pasado fin de semana encabezó a un grupo de atletas que impusieron nuevas marcas en el maratón de Londres, en su caso fue homologado como una “récord mundial extraoficial” puesto que Mary Keitany terminó el maratón en 2h 17m 1s, el segundo tiempo más rápido de la historia, que realizó bajo condiciones diferentes al récord mundial actual de Paula Radcliffe (2h 15m 25s) quien lo marcó en pelotón de varones que la arroparon con un grupo de elite a un ritmo alto.

Mary Keitany regresó al protagonismo después de que dejó en 2013 el atletismo para convertirse en mamá y aunque ganó algunas competencias internacionales como el Maratón de Nueva York, sus tiempos que la califican como histórica se vieron hasta el pasado fin de semana en Londres.

Para mantenerse en el alto nivel competitivo del atletismo que protagonizan los africanos, Keitany se concentró en sus orígenes, junto a su esposo y entrenador Charles Koech. Una granja se convirtió en  un pequeño fortín del que sale a entrenar al amanecer, toma té con sus padres, juega con su hijo, convive con familia y sigue comprando vacas, más no para demostrar su abundancia o poder femenino en un país de profundas tradiciones machistas, sobre todo para honrar a sus ancestros que le enseñaron que las vacas son un signo de riqueza, pero más importante que el dinero es su valor relativo del poder que otorgan para ayudar a otros.

Al ganar en Londres dijo que fue una lucha absoluta contra sus límites para conseguir su tercera victoria en ésta competencia, que en su mente siempre estuvo su hijo, su familia y los vecinos que ayuda para mantener el sacrificio de correr a un ritmo de 3 minutos por kilómetro y que si bien los 180 mil dólares (unos 3 millones 240 mil pesos) que sumó por el triunfo y récord le ayudarán a conseguir cientos de vacas más, lo más importante sin duda será que tendrá a quien ofrecer, compartir y dedicar sus bolsas en premios.

Mary Keitany regresó al protagonismo después de que dejó en 2013 el atletismo para convertirse en mamá

@PatyPenia

 

JJR/I