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Hablar desde el propio cuerpo

Enfoque. La autora está consciente de que la cultura obliga a ocultar el cuerpo y esto produce que no se establezca una relación más certera con éste, y eso es lo que pretende el taller. (Foto: Humberto Muñiz)

Para la poeta y narradora mexicana Mónica Nepote, explorar nuestro cuerpo, reflexionar sobre espacios específicos es parte también de un proceso de escritura, uno consciente, que trata a veces de uno mismo y a veces de todo lo que hay alrededor.

Esta semana, a partir del miércoles, la escritora llegó a Guadalajara, su lugar de nacimiento –radica en la Ciudad de México– a impartir un curso en la Casa-taller José Clemente Orozco, como parte de los programas de residencia PAOS. El taller lleva como título Escribir con las manos, el cuerpo y la respiración. Fue impartido para un cupo limitado por primera vez en Jalisco.

Este taller es un reflejo de la investigación que Mónica Nepote realizó durante años, una búsqueda personal, un laboratorio propio que comenzó justo en un momento de bloqueo, de miedo a la hoja en blanco, sumado a una súbita incomodidad por las lecturas de poesía que implican que el autor se siente frente a un micrófono a tratar de leer sus textos.

“Fui buscando ciertas posibilidades del movimiento que para mí era necesario conectar con la escritura, después de varios experimentos, hice un eje con cuatro puntos cardinales importantes: el cuerpo, el libro, la escritura y el movimiento. Me parecía importante tejer estas partes”, contó Nepote a NTR.

“El taller busca establecer vínculos que aparentemente son sencillos, pero que toda la estructura social de ciertas disciplinas se encargó de disociar, entre la escritura y el cuerpo. Para mí no hay otra forma de hablar sobre el cuerpo que desde el cuerpo mismo. Trabajamos a través del movimiento corporal, meternos a nuestro cuerpo y explorar, ir a ciertos lugares interiores, respirar desde ahí y ver lo que sucede con la escritura”.

Entender estos procesos marcó un antes y un después en la escritura de Mónica Nepote, sus preguntas la han llevado por ejemplo a realizar un performance, Mi voz es mi pastor, en el que su propia voz, grabada, recitando un poema, le da indicaciones para moverse en un espacio delimitado.

“La cultura nos enseña a guardarnos, estamos en un país donde nos secuestran el cuerpo, sobre todo a las mujeres, no podemos mostrarnos del todo, ni parcialmente, por temor a ser agredidas. Trato de preguntarme qué tanto escuchamos al cuerpo debajo de estas imposiciones a través del movimiento. Quiero pensar la escritura como una especie de reflejo de esto”, dijo la artista.

En el taller que imparte hasta mañana los asistentes están en un círculo en donde realizan movimientos que no forman parte de una coreografía, sino de una exploración. Se hace un mapa corporal con el que trabajan después en la construcción de textos. Este taller funciona, además, como un ejercicio de encontrar al otro y, una vez hecha esta investigación propia, producir textos.

“Es un taller que propone relaciones, que propone una serie de vínculos entre los integrantes: trabajamos directamente con el otro. Es una especie de escritura colaborativa. Nos vamos definiendo y construyendo con nuestros cuerpos, eso me parece muy lindo y los textos siempre me sorprenden”, dijo Nepote.

Frase

“Trabajamos a través del movimiento corporal, meternos a nuestro cuerpo y explorar, ir a ciertos lugares interiores, respirar desde ahí y ver lo que sucede con la escritura”
Mónica Nepote, poeta

 

GE/I