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¿Cuál credibilidad podría estar en juego?

Habrá usted escuchado que en estos días se discute en el Congreso del Estado la reforma político-electoral, ésa que delinea todos los pormenores que rodean a las elecciones.

El tema está atorado por un punto que a nivel federal no prosperó, pero que a nivel estatal parece tener oportunidades: el financiamiento público a los partidos políticos.

Sí, esos partidos que son un negociazo en manos de pocos y que chupan presupuesto con más voracidad que un periodista frente a una cerveza. Y mire que eso es mucho decir.

Hay dos propuestas que tienen fuerza: #SiSeQuiereSePuede y #SinVotoNoHayDinero.

La primera es impulsada por el gobernador Aristóteles Sandoval. La anunció como parte de su paquete de medidas ante el gasolinazo, a principios de año. Consiste en quitar el financiamiento público a los partidos en años no electorales.

Como en la semana le insistieron desde el Congreso que podría ser anticonstitucional y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación podría echarla abajo, entonces reviró: que se les presupueste un peso en los años en los que no haya comicios y asunto arreglado.

La segunda, #SinVotoNoHayDinero, tiene relevancia incluso nacional, aunque la Cámara de Diputados la dejó en la congeladora. Uno de sus principales promotores es Pedro Kumamoto, el diputado independiente. Consiste en que el dinero público que se entregue a los partidos políticos se calcule con base en el número de votos que recibieron y no en la totalidad del padrón electoral, como sucede actualmente. En cualquiera de los dos casos significa menos dinero para las estructuras de los partidos y en eso todos estamos de acuerdo (menos, quizá, los partidos).

Y entre esas dos propuestas se la han pasado los diputados en las últimas semanas. Y para no faltar a la costumbre, se van a ir hasta el límite. Si quieren que aplique cualquiera de las dos para el próximo año, tendrían que aprobarla a más tardar el martes para que alcance a ser avalada por la mitad de los ayuntamientos más uno y sea publicada en el periódico oficial El Estado de Jalisco.

La cosa es: ¿qué se pierde si no se aprueba? Sin duda la oportunidad de ahorrarnos una lana que los partidos derrochan en actividades que tendrían que costear sus propios militantes.

Hay quienes aseguran que podría estar en juego la credibilidad de los diputados, el gobierno del estado y de los propios partidos. Pero ¿de qué credibilidad hablamos, exactamente? No se puede perder algo que nunca se ha tenido. Suficiente hemos tenido de la clase política en general como para que esto, en caso de que se apruebe, venga a recuperar los puntos perdidos. Y si hablamos de una clase política que nos da una de cal por 50 de arena, pues peor tantito.

Por cierto: dentro de esa reforma político-electoral se discute el futuro de los plurinominales en el estado. Ojalá que la discusión lleve a que se abran las listas de cada partido a la sociedad, porque quizá sea una de las formas de recuperar el sentido de una figura que ya está llena de vicios. Porque si el tema es que hay que disminuirlos porque salen muy caros, mejor que ni lo discutan.

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*Editor de ZMG en El Diario NTR Guadalajara

JJ/I