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Idealizar nuestra historia

Hemos heredado una idea de Nación que proviene del siglo 19, donde se fincaron las bases para conformar una representación romántica de la historia al ensalzar a los héroes que hoy, gracias a la modernidad y a la globalización, ya se hallan rebasados y han perdido su significación casi para cualquiera.

Los héroes de la Independencia, por ejemplo, se volvieron para todos en estampitas escolares que nada tienen que ver con las formas políticas que imperan actualmente. Al desvincularse la historia verdadera y dominar la parte exaltada y algunas veces falsa –y podríamos decir que cursi–, no hemos podido encontrar la manera de actualizar los pasajes de nuestra historia nacional (con nuevas formas de verlos y de tratarlos) para poder relacionarlos y vincularnos nosotros mismos y con el presente, bajo la sombra de los hechos de hace un par de siglos. Hemos perdido, en todo caso, vínculos muy concretos con el pasado, y parecería que nos encontramos sin eslabones –sin vasos comunicantes– con aquellos personajes que nos han dicho nos volvieron una nación independiente.

Resulta casi imposible, por lo tanto, podernos mirar en los ideales de Nación que describieron en sus escritos Ignacio Ramírez y Manuel Altamirano, quienes de algún modo forjaron (junto a otros intelectuales de su tiempo) una manera de ver, de sentir, una identidad nacional, pues sus propósitos de ésta, se vincularon con las sociedades pudientes –una élite–, con todavía sangre española y, en el mejor de los casos, criolla.

De alguna manera, al idealizar nuestra historia, los mexicanos del siglo 21 no parecen ya identificarse ni con los ideales del pasado, ni tampoco con sus personajes, pues se volvieron de ficción y tan lejanos y blasonados, que quizás somos capaces de persignarnos en algunas de las imágenes de Hidalgo, José María Morelos y hasta Agustín de Iturbide, el primer “emperador” de México.

Los mexicanos nos sentimos a la vez de celebratorios un tanto decepcionados de la interpretación de nuestra propia historia, pues los resultados de luchas concretas y reales, los gobiernos de varias épocas nos los convirtieron en verdaderas fábulas surgidas de la imaginación y los ideales de autores que ya, por desgracia, descubrimos no tenían una visión muy clara del futuro.

victormanuelpazarin.blogspot.mx

JJ/I