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Jubilaciones y cosas menores

Hace un par de quinquenios sucedió algo por demás interesante en el gremio docente y paralelo a ello con el personal administrativo y de servicio de la UdeG. Sin duda alguna ese fenómeno vino a replantear las relaciones y/o percepciones obrero-patronales. Fue cuando se determinó aumentar a 65 años el momento de la jubilación de todo el personal universitario y no necesariamente por sus 30 años de servicio, independientemente de la categoría de éste.

Pero la parte más interesante es la que se vino a presentar en función de cómo, cuándo y de qué forma se jubilan de la institución. Esto ha marcado a la clase docente de la UdeG, que sin pensarlo mucho la gente se quiere ir en la primera oportunidad y sin despedirse de los amigos. Dicha resolución laboral acerca del cambio del tiempo para poder entrar a esa etapa de jubilación vino a marcar actitudes y percepciones en la dinámica institucional.

Parecería que es o ha sido un calvario ya que casi todos los que se jubilan se van por la puerta de atrás o simplemente dejan de ir. Pero qué sucede con aquéllos que ya están en edad de jubilarse (o se pasaron de tiempo) y aún o no se quieren ir, porque muchos de ellos qué van a hacer sin sus pequeños cotos de poder. O son gente verdaderamente útil para un proyecto o simplemente no tienen alternativa de vida.

Que lástima que unos quieran salir del corral y otros estén aferrados a quedarse ahí y no dar oportunidad al reciclaje inteligente, productivo pero sobre todo responsable social e institucionalmente. Los que se quedan son porque están en campaña o entrampados para 2018 o simplemente se quedan por indicaciones de sus superiores o alguien les prohibió que se fueran.

Y existe otro grupo (que nos parece son los más cretinos), que son aquéllos que no se van porque si no ¿qué será de su vida? Esos están pior.

Porque son unos pobres tipos que tienen su plata y no saben qué hacer con ella. Ya llegaron a viejos, amargados, enfermos, solos, sin amigos y sin posibilidad alguna de disfrutar su siguiente etapa; sí que son unos jubilactivos-ociosos, porque un sector de ellos sólo se ha dedicado a la politiquería, la simulación académica, cazar estímulos al desempeño docente (beneficios económicos) y nadar de muertito y con ese perfil ubicamos a bastantes.

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JJ/I