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Cumplen Los Polinesios

PIE Presentación. Los chicos se desbarataban a gritos, brincos por ser elegidos para subir a los retos, saludarlos y ser parte de los concursos. (Foto: Grisel Pajarito)

María no podía dejar de llorar y gritar a la vez.

Esperó cinco años para ver a Los Polinesios de cerquita, así que las emociones acumuladas hicieron explosión.

“Es que los amo, los amo”, era la frase que repetía cuando su mamá angustiada le preguntaba qué pasaba.

No era la única. Un Teatro Galerías abarrotado, literalmente estallaba en gritos de euforia con niños desde maternal hasta adolescentes.

En sus redes sociales los siguen 20 millones de personas, pero conglomeraron a 2 mil que los aman con locura, dejaron cientos de oídos sordos entre los papás.

Tras la tercera llamada, se abrió el telón y las sombras de Rafa, Karen y Lesslie armaron la gritadera.

Aunque se hubiera presentado sin nada de producción, aun así los fans hubieran enloqueciendo, pero se agradeció la escenografía, los visuales, el equipo de baile, y los concursos y retos que parecían sacados de buenos programas de concursos.

También en escena había elevador, puertas eléctricas, y ellos cambiaron varias veces de vestuario.

Y vaya que había producción, pues uno de los regalos para sus concursantes fue un Nintendo Switch.

Los chicos se desbarataban a gritos, brincos por ser elegidos para subir a los retos, saludarlos y ser parte de los concursos.

En sí trajeron al Teatro lo mejor de sus cinco canales, donde viajan, tienen pláticas, hacen bromas y retos.

Hasta hubo espacio para un musical que de manera ingeniosa los llevó desde Nueva York, hasta Japón para terminar en México.

Al show trajeron a sus dos perritas, también ovacionadas. Y en videos, sus papás también agradecieron el cariño a sus hijos.

Tras dos horas de show, entre aplausos y lágrimas se despidieron, y agradecieron tanto amor y, por supuesto, las lágrimas de alegría de María.

Tarde triste

Pese a que se anunció que los boletos se agotaron desde hace meses, decenas de niños llegaban a preguntar y se iban llorando.

Hubo papás que ofrecían hasta el triple por los boletos a otros asistentes, pero no hubo quien los revendiera, era oro en forma de entrada. Lizeth Villegas

Bien armados

Los Polinesios llegaron con toda la mercancía oficial que iba desde calcomanías, hasta playeras de cada hermano. Como era de suponerse, se vendió como pan caliente

FV/I