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Cada vez hay más abogados en la Casa Blanca

(Foto: Especial)

WASHINGTON. A medida que avanza la investigación de los tratos de Donald Trump y sus colaboradores con Rusia, cada vez más abogados se suman al equipo del presidente y sus asesores. Y los intereses de clientes y abogados a veces no coinciden, lo que agrega una nueva capa de drama y sospechas a una Casa Blanca ya de por sí llena de intrigas.

El propio Trump tiene un equipo de abogados de afuera y un nuevo consejero especial de adentro, Ty Cobb, para lidiar con todo lo relacionado con Rusia. Su yerno Jared Kushner, quien funge como asesor de Trump, dispone de un par de cotizados abogados trabajando para él. El hijo del mandatario Donald Trump Jr. contrató hace poco su propio abogado. Ex miembros del equipo con que Trump encaró la campaña presidencial buscan asimismo representes ante la justicia y se sorprenden de las cifras que les piden los abogados.

Como consecuencia de esto, un grupo de abogados de primer nivel se dispone a defender a sus clientes a cualquier costo, incluso si ello implica perjudicar a los clientes de sus colegas.

“Cualquiera de esos individuos debe pensar que probablemente le toque suministrar información perjudicial para los otros individuos”, sostuvo Stephen Gillers, profesor de leyes de la Universidad de Nueva York. “Tienen que tener su propio abogado”.

Los intereses divergentes comenzaron a asomar más claramente la semana pasada, al revelarse que el hijo y el yerno de Trump participaron en una reunión con una abogada rusa durante la campaña presidencial. Asesores legales de Trump, su hijo y su yerno analizaron el tema antes de que el diario The New York Times informase acerca de la reunión. Pero no pudieron ponerse de acuerdo en torno a una explicación de lo sucedido y sólo lograron emitir un comunicado ambiguo, que posteriormente tuvieron que modificar varias veces a medida que surgían nuevos detalles.

El lunes, Alan Futerfas, abogado de Donald Trump Jr., dijo que el hijo del mandatario estaba “totalmente preparado” para dar “una explicación completa” de cómo fue arreglado el encuentro y lo que se habló en él. No respondió a preguntas acerca de por qué la declaración inicial no incluyó muchos detalles relevantes.

La coordinación de estos esfuerzos es un reto porque los abogados no siempre pueden hablar libremente sobre lo que saben, para proteger a sus clientes, de acuerdo con gente al tanto de las gestiones. Con cada nueva revelación, los abogados se vieron obligados a modificar sus declaraciones públicas y a especular quién podría estar filtrando información muy perjudicial a la prensa.

Personas al tanto de lo que sucede insistieron en permanecer anónimas porque no estaban autorizadas a hablar del tema en público.

En el círculo íntimo de Trump, que experimenta divisiones desde hace tiempo, las posibilidades de aumentar las dificultades legales de los demás son altas.

Y todo se va a complicar más todavía al progresar las investigaciones del fiscal especial Robert Mueller y de tres comisiones legislativas. Se espera que Kushner declare pronto ante la comisión de inteligencia del Senado y que la comisión judicial llame a declarar a Trump Jr.

El presidente y su hijo han restado importancia al encuentro con la abogada rusa Natalia Veselnitskaya.

"La mayoría de los políticos hubieran ido a un encuentro como ese en el que participó Don Jr. para conseguir información sobre un rival. ¡Esa es la política!”, dijo Trump en un tuit el lunes.

Pero los correos electrónicos que difundió el propio Trump Jr. le pusieron los pelos de punta a algunos asesores de la Casa Blanca, sobre todo su entusiasta respuesta cuando se le dijo que la abogada tenía información perjudicial sobre Hillary Clinton suministrada por el gobierno ruso.

Las revelaciones de la semana pasada hicieron que el presidente reforzase su equipo legal, incorporando a Cobb.

La llegada de Cobb parece indicar que las cosas no están funcionando. Los abogados personales de Trump debían aliviar las presiones sobre la Casa Blanca, respondiendo a cualquier inquietud sobre Rusia, pero eso no ha sucedido y es el personal de la rama ejecutiva el que tiene que poner la cara.

“Pasamos mucho tiempo hablando con los asesores legales sobre lo que se puede y no se puede decir”, expresó el vocero de la Casa Blanca Sean Spicer el lunes.

El equipo legal del presidente, que defiende sus intereses personales, incluye a Jay Sekulow, un comentarista televisivo, y a Marc Kasowitz, cuyo estilo anticonvencional no le cae bien a algunos.

Contratar más abogados es costoso.

La campaña presidencial de Trump gastó más de un millón de dólares en abogados desde principios del año, según un informe sobre las finanzas de la campaña emitido el sábado.

Buena parte de ese dinero va a Jones Day, ex patrón del consejero de la Casa Blanca Don McGahn, cuyas tarifas se duplicaron en el último trimestre en comparación con las del trimestre previo como consecuencia de las complicaciones en torno a Rusia.

Varios ex colaboradores de la campaña están contratando igualmente abogados porque esperan ser llamados a declarar y cubrirán ellos mismos los costos.

Michael Caputo dice que deberá apelar al dinero que había ahorrado para la universidad de sus hijos para pagar un abogado.

“Mis hijos están yendo a community colleges”, se lamentó, aludiendo a las instituciones de estudios terciarios más básicas y baratas.

JJ/I