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Políticos de hoy

Proyecta. Personalidades como la de Javier Duarte reflejan en su actuar que consideran inferiores a quienes los escuchan y los atienden. (Foto: Cuartoscuro)

Los políticos de antaño en México, se caracterizaron por muchos años por ser personas con gustos poco refinados, sin mucha preparación, algo grotescos en sus comportamientos, no contaban con estudios especializados, su lenguaje era básico y de  poco contenido.

Hoy nos enfrentamos con políticos que han tenido que actualizarse a las nuevas condiciones que una sociedad más crítica, plural, democrática y con más elementos de juicio. Por ende, “nuestros” políticos han encontrado y buscado prepararse para incorporar a sus prácticas las técnicas necesarias para acercarse a esta nueva sociedad. Su lenguaje se ha convertido en un lenguaje más pulcro e incluyente. Aquellos políticos de la vieja guardia que se vanagloriaban de sus éxitos y del poder que ejercían, ahora deberán ser más “humildes” y empáticos. Muchos de ellos antes luchaban por los beneficios de sus partidos y ahora se involucran en “redes ciudadanas” que defienden causas humanitarias o forman asociaciones civiles sin fines de “lucro”, abanderando luchas sociales y causas nobles.  El político de antaño hacía constantes galas de su poder y control, hoy vemos políticos que a toda costa buscan la manera de presentarse como personas “sencillas” y austeras, aunque sus familiares en muchos momentos delatan lo contrario.

Herramientas

Hoy encontramos políticos “estudiados”, pero usando una de las herramientas más letales de la política, LA AMBIGÜEDAD, el sintagma bien utilizado no nos deja saber con claridad si “va” o si “viene”, pero lo interesante de ésta situación es que la persona que usa la ambigüedad nunca deja de responder a aquello que le preguntan los demás,  y nunca deja de dar una opinión.

Nunca dice NO, pero nunca dice cuándo, ni cómo, por tanto el espectador o escucha se pone en una posición de completo descontrol al no saber si lo que le contestaron fue correcto o incorrecto y si respondieron a su duda o no. Sin embargo, quien genera ésta situación de ambigüedad sabe el descontrol que puede propiciar en las personas.

Hemos visto en estos días un personaje muy peculiar llamado Javier Duarte.  Dicho personaje cuando utiliza las palabras “paciencia y prudencia, presencia y ausencia, según conveniencia” deja en claro el dominio de la estrategia de  la ambigüedad para responder sin responder, aclarar sin aclarar y dar su punto de vista, sin darlo a la vez. Ésta es además la característica funcional de personas hedonistas (cuyo fin último es el placer personal en sus acciones), regularmente usan la ambigüedad como una forma placentera de utilizar el poder buscando el descontrol de su escuchante.

Muchos han afirmado que Duarte es una persona trastornada, creo que están dejando de lado que las técnicas que utiliza son bien depuradas y estudiadas, producto de personas inteligentes, pero con valores muy deficientes.

Frente a hecho de ambigüedad el escuchante debe asumir una actitud de aparente comprensión ya que de no ser así puede quedar frente a las personas como ignorante y de poco análisis metafórico.

Verdadera comunicación

Nos han enseñado que “hablando se entiende la gente”, si partimos de ésta primicia, pareciera que lo que decimos es la realidad de las cosas cuando hablamos, pero hay que analizar dos cosas: una, las palabras sólo abarcan 10 por ciento de lo que deseamos transmitir, 20 por ciento es el tono de voz y el porcentaje restante es nuestra comunicación No verbal, es decir, nuestras posturas, gestos y expresiones corporales, que denotan más lo que verdaderamente estamos pensando y sintiendo.

La verdadera comunicación está en nuestras acciones, no en nuestras palabras, las palabras pueden engañar, pero nuestras acciones nos delatan fácilmente.

El ex gobernador de Veracruz, con las expresiones que hace, se pone en una postura de superioridad ya que se burla de los escuchas y deja claro en su comunicación tanto verbal, como no verbal que puede burlarse de las personas sabiendo que nada pasará.

Prueba de lo anterior es que se manifiesta verbalmente “inocente” cuando en sus actos prueba exactamente lo contrario.

Si nos guiamos con la retórica, habría que creerle a Duarte; sin embargo, no sólo sus acciones muestran sus incongruencias, sino además sus robustecidas cuentas bancarias y sus propiedades, sin contar otros bienes personales sumamente costosos.

Los altos niveles de grandiosidad en la personas como él hacen que el lenguaje verbal y no verbal se muestre paradójico. En Duarte se manifiesta una evidente expresión de burla al reflejar claramente en su actuar que son menos capaces o inferiores quienes lo escuchan y lo atienden.

Una personalidad narcisista no piensa en lo que puedan sentir los demás, no le importa la empatía, ni  la incomodidad que pueda generar a los demás, lo importante para estas personas, es nutrir sus necesidades de placer frente a las personas. No veo en Duarte la menor señal de empatía o vergüenza por lo que hizo.

 En 2007, las investigaciones de la University of Central Lancashire al estudiar el complejo napoleónico descubrieron que personas que lo presentan tenían más probabilidades de enfurecerse y violentarse. Javier Duarte no sólo muestra agresividad y ambigüedad de su discurso, sino también demuestra violencia en su lenguaje corporal. Las actitudes de grandiosidad del ex gobernador son reflejadas claramente cuando su estado se convirtió en uno de los más violentos, no sólo para la población si no para quienes ejercían el periodismo es su entidad.

El reto más importante para el Estado mexicano es dejar en claro que no puede seguir la impunidad respecto de personajes tan corruptos.

Ya no está la población para soportar las indiferencias del Estado con respecto a la impunidad. Sería muy grave que se haga de la vista gorda o busque la manera de minimizar el problema.

El psicólogo Martin Seligman acuñó el término “desesperanza aprendida” para referir a un estado en que la persona se siente indefensa, cree no tener control sobre la situación y piensa que cualquier cosa que haga será inútil. Es responsabilidad de Estado no permitir que la sociedad caiga en una apatía y desesperanza de la que difícilmente pueda salir.

En la mira

  • Javier Duarte es uno de tres políticos mexicanos que han sido arrestados fuera de México recientemente
  • Tomás Yarrington, ex gobernador de Tamaulipas, fue detenido en Italia en abril
  • En junio, las autoridades de Panamá capturaron a Roberto Borge, ex gobernador de Quintana Roo

¿Qué dijo?

  • Después de una audiencia en un tribunal de Guatemala, Javier Duarte dijo a los reporteros: "Paciencia, prudencia, verbal contingencia, presencia o ausencia según conveniencia"
  • La frase dejó perplejo a más de uno y otros la consideraron una especie de mantra
  • Se le atribuye al escritor español Santiago Montoto, quien decía: "En Sevilla hay que tener paciencia y prudencia, verbal continencia; no exhibir excesiva ciencia, y presencia y ausencia, según conveniencia"
  • Duarte cambió la palabra continencia por contingencia

 

*Psicólogo

Catedrático de la Universidad de Guadalajara

JJ/I