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Cocinando BRICS

La ciudad de Xiamen albergó la novena Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. El grupo de los principales mercados emergentes mutó de ser un interesante planteamiento del economista Jim O´Neill en su ensayo Building Better Global Economic BRICS (Construyendo mejores ladrillos económicos globales) a una realidad; una alternativa para el desarrollo económico alejada de la receta: “Consenso de Washington”.

A pesar de los altibajos económicos de Brasil, Rusia y Sudáfrica podemos afirmar que la evolución de los BRICS es positiva, notoria y sobre todo relevante en escenario internacional actual. En concreto, hoy los BRICS representan 43 por ciento de la población mundial, 23 por ciento del PIB global y en la última década han contribuido con cerca de la mitad del crecimiento planetario y con 16 por ciento del comercio.

Además, esta receta de cocina fusión no está cerrada a utilizar condimentos o ingredientes de otras zonas del mundo. A esta novena cumbre también asistieron los presidentes de México, Egipto y Tailandia; el sector privado se vio representado por  mil 200 ejecutivos de 630 empresas del mundo, 80 de éstas forman parte de las lista Fortune Global 500.

Los datos anteriores evidencian que existen nuevas formas, más flexibles e incluyentes, de entender la realidad internacional y actuar en consecuencia. Ante las imposiciones y desatinos autoritarios del señor Trump el modelo BRIC es la mejor alternativa. Su principal fortaleza radica en que se construye a partir de un concepto de cooperación internacional.

Para países como México y el resto de América Latina el acercamiento con los BRICS es elemental. Los cambios en el ajedrez obligan a diversificar las relaciones con el exterior y replantear la integración regional, esta vez mirando al sur, ya que el norte encandila y menosprecia.

Retomando nuestra analogía culinaria, es importante que más Estados sean parte de esta cocina fusión. No se busca estandarizar una receta como en su momento lo planteó el sistema Breton Woods, sino saber combinar los contrastes entre Occidente y Oriente. Contemplar el contexto nacional, la cultura, los desafíos y oportunidades que otras geografías tienen para ofrecer.

Quiero aclarar, que no es cuestión únicamente de atrevimiento. La práctica de la política, como de la cocina, requiere de un profundo conocimiento, formar equipos multidisciplinarios y capacitados determinará el éxito o fracaso de los platillos.

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JJ/I