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La estocada de AMLO a Alfaro

En febrero de 2012 el candidato a la Presidencia de la República por las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, se refería de la siguiente manera de Enrique Alfaro Ramírez, candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura: “Alfaro no es para llenar un expediente, es para ganar…”. Confió en que Alfaro sería el próximo gobernador, “porque lo estoy escuchando, lo siento, y van a tener un extraordinario gobernador a la altura del pueblo de Jalisco”.

Casi un mes después, en marzo de ese año, ante una multitud que abarrotó la Arena VFG, López Obrador y Alfaro Ramírez se tomaron de la mano y ambos las levantaron al mismo tiempo en son de victoria. Eran las semanas previas al cierre de las campañas por la Presidencia de la República y la gubernatura.

Ahí López Obrador no tuvo más que elogios para Alfaro. Lo calificó como “un dirigente de primer orden” que tiene “carácter, corazón y coraje”.

En aquella campaña, López Obrador ignoró al entonces candidato a la gubernatura del PRD, el ex panista Fernando Garza Martínez, nunca apareció con él en ningún evento público. En cambio, el tabasqueño se volcó en respaldar por completo a Enrique Alfaro, con quien encabezó otro evento multitudinario en la Plaza Juárez para cerrar sus campañas.

Ahí, Andrés Manuel no le escatimó elogio alguno al jalisciense. Con una frase, de las muchas que le ofreció, dibujó el futuro de Alfaro: “Va a ser un timbre de orgullo tener a Alfaro de gobernador”.

Meses después, López Obrador y Alfaro Ramírez fueron derrotados en las urnas por Enrique Peña Nieto y Jorge Aristóteles Sandoval Díaz. Los dos se fueron a la banca en espera de tiempos mejores, pero el destino no los volvería a reunir jamás.

Tres años después, el 13 de febrero de 2015, Enrique Alfaro escribió en su muro de Facebook: “Después de la elección de 2012, entendimos que la ruta que iba a tener nuestro movimiento en Jalisco iba a ser distinta a la de Andrés Manuel López Obrador. Desde entonces nuestros proyectos por un mejor país van por diferentes caminos. Desde aquí le mando un abrazo a Andrés, un ser humano a quien respeto”.

Un mes después, el 16 de marzo, en el mismo Tlajomulco, López Obrador le respondió a Alfaro: “No vengo a Tlajomulco a recomendar a otros partidos ni a recomendar a otros dirigentes. Vengo a recomendar a Morena. Quiero que quede claro: no tengo alianza con Movimiento Ciudadano, no tenemos alianza con Alfaro. Él fue candidato nuestro, estuvimos juntos en 2012, y ahora no. Entonces es aclararlo para que la gente no vaya a pensar que estamos juntos. Morena es otra cosa”.

De entonces a la fecha, López Obrador no se había expresado tan mal de Alfaro como lo hizo ayer en Yahualica. Había sido prudente, mesurado. Lo más que había dicho de él era que “es un político tradicional”, y de su partido que “estaban engañando con él”, que “son lo mismo” que los demás y que “ahí eran muy demagogos”.

Ayer López Obrador no tuvo piedad de Alfaro. Dijo:

“Alfaro es demagogo, falso. No está cumpliendo lo que ofreció a la gente. Y ahora anda en alianza con los políticos corruptos. Con decirles que tiene acuerdos hasta con el mismo Aristóteles. Es un simulador, no tiene principios, ideales… ¡es un politiquero! Tiene alianzas con Aristóteles, pero tiene alianzas también con Salinas y con Calderón y con Fox… no es una gente seria”.

Cosas del destino. El panista Ricardo Anaya vino a aplaudirle a Alfaro en su segundo informe, y 24 horas después los alfaristas en el Congreso del Estado le dieron la puñalada trapera a los anayistas del PAN. Un día después de esto, viene López Obrador y arremete con fuertes adjetivos y serios señalamientos en contra Enrique Alfaro.

No tuvo ni 48 horas para escuchar loas a su deseo de refundar Jalisco. El golpe de AMLO fue más estruendoso.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.