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Cuando pase el temblor

Pasó en un parpadeo. En el vuelo de regreso lo pienso como una película que comienza por el final.

Hace un rato, en el baño del aeropuerto, mientras lavaba mis manos entablé conversación con señor del aseo.

“¿Cómo le fue con el sismo?”, comencé. Vi cómo se le erizó la piel del antebrazo y sus ojos se humedecieron. “Me acordé del 85”, dijo, “nosotros hicimos entonces lo que los jóvenes están haciendo ahora”. Me contó aquella historia como si fuera ésta, le temblaba la voz. Nos despedimos estrechando nuestras manos, como viejos amigos, al salir sentí un nudo en la garganta.

Ésta no me la contaron, la viví. Creí que la Tierra se abría cuando tuve que surfear sobre el suelo para no caer, las paredes crujían y la casa se movía como un barco. De pronto cesó. Todos tomamos los celulares, pero las líneas ya estaban saturadas, se fue la luz, enviamos mensajes preguntando y confirmando que estábamos bien. En segundos llegaron fotos y videos, las imágenes eran devastadoras, vinieron con un sentimiento de angustia y desasosiego. La gente salió a las calles, como en el 85, la ayuda civil llegó antes que la del Estado y la angustia se fue convirtiendo en orgullo y el desasosiego en esperanza. Nos sumamos.

En División del Norte había una cadena humana por cuadras llevando y trayendo cosas mano a mano, hombro con hombro, personas dirigiendo el tráfico, dando información, otros en las aceras atendiendo animales extraviados, viviendas abiertas con letreros de WC, por fuera señoras ofreciendo café, meseros y personal de un restaurante regalando agua, fruta y sándwiches, una fila de al menos 500 personas para anotarse como rescatistas voluntarios. Más allá, acordonada la zona del derrumbe.

Ese fue el principio. Y mientras las autoridades titubean, los partidos toman ventaja para hacer proselitismo, la delincuencia más baja sale a saquear cual rapiña, malasangre tratando de sacar provecho de la tragedia, lo que imperiosamente debemos recordar es que es mucha, pero mucha más la gente con buena voluntad; a esa hay que tenerla presente desde este momento y hasta que la ciudad, cada estado y el país mantenga el ejemplo de solidaridad, esperanza y fortaleza que ha mostrado en estos días.

Me quedo con esto, en tanto el capitán del vuelo anuncia el pronto aterrizaje en Guadalajara.

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@dulces_dagas

JJ/I