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PRI: golpe de timón

En mi entrega del viernes pasado titulada Partidos, del dicho al hecho, escribí lo siguiente:

“El PRI es el primer partido en pasar de las palabras a los hechos. En un comunicado de prensa emitido ayer, informó que ‘renuncia a 25 por ciento del financiamiento’ que le otorga el Instituto Nacional Electoral y que representan 258 millones 617 mil 31 pesos, con la exigencia que todos esos recursos se destinen en apoyo a la reconstrucción y a los damnificados por los sismos ocurridos los días 7 y 19 de septiembre”.

“¿Es mucho? ¿Es poco? Creo que hablar de poco más de 258.6 millones de pesos no es cosa menor. Y corresponden a las prerrogativas de este año. Pero, además, quiero creer que el PRI otorgará otro millonario monto para el mismo destino de lo que recibirá para las campañas políticas de 2018”.

Ahora el PRI fue mucho más allá de lo que había anunciado la semana pasada, cuando ayer su dirigente Enrique Ochoa Reza anunció y presentó una iniciativa en la que propone la eliminación del financiamiento público a los partidos a partir del próximo año y la desaparición de los plurinominales, al tiempo de exhortar a sus similares a renunciar a los recursos públicos correspondientes a los últimos tres meses de este año.

Si leemos así esta información, nos quedará el resquemor, la incertidumbre, el escepticismo, la desconfianza de que lo que se escucha muy bonito en una declaración se quede en eso y no pase a ser realidad. Pero al parecer no, si ponemos atención a un punto clave en lo que declaró Ochoa Reza para concretar lo anterior: la reforma constitucional.

Sólo con una reforma constitucional puede eliminarse el financiamiento público a los partidos políticos y desaparecer de golpe y porrazo 200 diputados federales, 64 senadores y 438 legisladores estatales, todos ellos plurinominales. No llevar a cabo esta reforma a la Constitución federal entonces todo quedará en mera demagogia.

Pero el priísta Enrique Ochoa madrugó a sus colegas que conforman el llamado Frente Ciudadano por México –PAN, PRD y MC– y propone irse a fondo con esa reforma constitucional que es obligatoria para con la desaparición del financiamiento público lograr un ahorro de 6 mil 800 millones de pesos y de otros 11 mil 600 millones de pesos si desaparece la figura del legislador plurinominal, según sus propias cuentas.

Y si todos los partidos renuncian también al financiamiento de los últimos tres meses de este año, entonces se dispondría inmediatamente de mil millones de pesos, aproximadamente, recursos que se podrían utilizar ya para el apoyo a los damnificados por los sismos en siete entidades, y no esperarse hasta el año próximo para utilizar 50 por ciento de lo correspondiente a las campañas políticas al que también renunciarían algunos de ellos como se propuso.

Aquí viene la pregunta interesante: ¿qué partido político, en la antesala de las campañas proselitistas, se opondrá, rechazará o se negará a realizar las reformas constitucionales requeridas para concretar la propuesta priísta? ¿Acaso pondrán alguna condición para votar a su favor? Recuérdese que se requiere de las dos terceras partes de los diputados, y el PRI no cuenta con los votos necesarios ni aun cuando vaya con sus partidos aliados. Se requiere de los votos del PAN o del PRD, por mencionar a los de las bancadas más numerosas.

Por eso subrayo que en la propuesta priísta las palabras claves son “reforma constitucional”, porque sin ésta nada puede hacerse, como se advirtió inicialmente cuando el gobernador Aristóteles Sandoval propuso desaparecer dicho financiamiento, inicialmente, y reducirlo a 0.001 por ciento, después, ante los señalamientos de que lo primero era inconstitucional.

Así, pues, ahí están las cartas priístas sobre la mesa. ¿Qué otros partidos levantarán la mano? Al tiempo.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I