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Buscan vida y normalidad

Abajo. En la Ciudad de México comienza la demolición de edificios quedaron inservibles y representan un riesgo. (Foto: AP)

CIUDAD DE MÉXICO. Los equipos de búsqueda siguen excavando entre los escombros con la esperanza de encontrar algún sobreviviente bajo los edificios derrumbados de la Ciudad de México, pero al cumplirse una semana del terremoto que dejó 186 muertos en la capital (325 en todo el país), 38 edificios desplomados y casi 4 mil seriamente dañados, la normalidad está lejos de llegar a las zonas más afectadas, entre otras cosas, por el miedo a nuevos derrumbes.

El riesgo de colapso de nuevas construcciones es real: el domingo por la noche, la cúpula de la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, que quedó dañada con el sismo del 19 de septiembre, se rompió por la mitad y se cayó. No hubo heridos.

Vecinos nerviosos continuaban el lunes llamando a los teléfonos de emergencias al ver nuevas grietas en sus viviendas o si observaban que las que ya tenían desde el pasado martes se agravaban.

Las autoridades dijeron que necesitaban inspeccionar 98 por ciento de las escuelas públicas y privadas de la capital y que sólo 103 de las 9 mil que hay estaba listas para reanudar las clases. Según explicó jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa, al menos siete escuelas estaban entre las construcciones con peligro de desplomarse.

El secretario de Educación, Aurelio Nuño, se comprometió a revisar todos los centros educativos, proceso que podría durar un par de semanas más, pero que se haría de forma exhaustiva para garantizar la seguridad y la tranquilidad de todos.

Recuento

En varios puntos de Ciudad de México, algunos trabajadores se agolpaban fuera de sus lugares de trabajo. No querían entrar porque tenían miedo de que pudieran caerse.

“Tememos por nuestra seguridad”, afirmó Maribel Martínez Ramírez, una funcionaria de una agencia oficial de desarrollo social que junto con una docena de sus compañeros se negaban a entrar en sus oficinas.

Mancera Espinosa reportó que 360 edificios  están en nivel rojo y tendrían que ser demolidos o ser sometidos a obras de refuerzo estructurales. Otros mil 136 eran reparables y 8 mil 30 de las construcciones revisadas dañadas son habitables.

La esperanza disminuye

Mientras tanto, las operaciones de rescate seguían activas en al menos tres puntos de la Ciudad de México, dos edificios de departamentos y uno de oficinas, pero la esperanza disminuye cada vez que los equipos tienen que retirarse por la inestabilidad de los escombros o cuando empieza a llover con fuerza.

En el bloque de oficinas de siete alturas que al colapsar atrapó a más de 40 personas, las familias amanecieron el lunes sumidas una terrible desesperación ante la falta de noticias. Sólo les animaba ver que los equipos de rescate seguían trabajando con intensidad, pero el campamento era un cúmulo de tensión, ida y venida de voluntarios, y caras serias.

Juan Carlos Peñas, al mando del equipo de rescate español que es uno de los trabaja en la zona, dijo a The Associated Press que ya habían conseguido introducir una cámara bajo los escombros.

“Se ha accedido a un pequeñísimo hueco que hay entre los pisos 2 y 3 pero hay que seguir”, declaró.

Para la familia de uno de los desaparecidos, Adrián Moreno, de 26 años y que trabajaba desde hace solo un mes en el departamento de recursos humanos de una firma de contadores, el efecto emocional es desbordante. El cansancio se ve en los rostros de todos que ahora esperan resguardados bajo plásticos, lonas y una pancarta donde se puede leer “Adrián eres un guerrero, tu familia, tus amigos y Darío te estamos esperando”.

Hugo Luna tiene sentimientos encontrados. Celebró que su tía lograra salir con vida antes de que el edificio se derrumbara. “No le pasó nada pero ahora tiene ataques de pánico, abres la puerta, oye un ruido y se espanta”.

Sin embargo, su prima Erika Gabriela Albarrán está atrapada. Luna se quejaba el domingo de la falta de información oficial y de que no informen cuando rescatan algún cadáver.

La psicóloga social Mariana Castilla, voluntaria en ese campamento frente al edificio de oficinas derrumbado, sostiene que uno de los problemas que está dañando a las familias era la falta de información clara y la proliferación de rumores.

El olor a muerte que emanaba ya desde el domingo de esas ruinas intranquilizaba aún más y algunos de los expertos advierten de que dentro de poco el problema pueden ser las epidemias.

325 Muertos

Epicentro

Protección Civil de Morelos reportó más de 300 casas con pérdida total en Axochiapan, epicentro del sismo

JJ/I