INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Actitud de rescatista

Ocurrió de nuevo, este terremoto nos recordó de qué estamos hechos. La actitud de rescatista es lo que necesitamos para reconstruir nuestro país, para rescatarlo de la clase política que nos gobierna insensiblemente.

El valor y el esfuerzo de los ciudadanos convertidos en rescatistas conmueven. Junto con la gente, bomberos, militares y policías reencuentran su vocación de servicio en los sismos del 7 y del 19 de septiembre, demostrando que los cambios se hacen de abajo para arriba.

Decenas de patrullas, ambulancias, camiones del Ejército comenzaron su desfile por las calles y avenidas tratando de llegar a las zonas de desastre, mientras por el aire sobrevolaban helicópteros que intentaban ubicar los puntos de emergencia, las columnas de humo y polvo que se alzaron por el paisaje urbano, ensuciando la antigua región más transparente, en palabras de Carlos Fuentes.

Los sismos pusieron a prueba la capacidad de los mexicanos de sobreponerse a la tragedia y también tuvieron impacto y réplicas en la insensible clase política que, presionada por la movilización social y las exigencias ciudadanas, aceptó ceder en lo que más le duele: el millonario financiamiento público que recibirá en 2018 para sus gastos ordinarios y de campaña electoral.

En las redes sociales, los ciudadanos exigían que se cumpliera con la iniciativa #PartidosDenSuDinero con la finalidad de que los partidos políticos cedan parte de los casi 7 mil millones de pesos que recibirán para el proceso electoral de 2018, para aplicarse en la reconstrucción de las zonas dañadas en los dos sismos. Ante estas peticiones, la mayoría de los partidos se comportaron de manera miserable, sin disposición para arriesgar sus bolsillos por la gente.

Al darse cuenta de que mostrándose generosos podrían atenuar la rabia social de la gente, empezaron a cabildear, y el posible desprendimiento podría ser de un poco más de 500 millones de pesos de los partidos políticos, pero la demagogia de los partidos ha empantanado la propuesta y aún no hay acuerdo en el monto.

Entre la simulación y la demagogia, los partidos políticos y sus dirigentes nacionales han vuelto a complicar una iniciativa ciudadana que busca una decisión, rápida y urgente, para que el millonario financiamiento que reciben los partidos se destinara a las necesidades urgentes de miles de mexicanos que en este momento lo han perdido todo por los sismos, y que necesitarán de apoyos y recursos extraordinarios para que les sean reconstruidas sus viviendas.

En circunstancias como ésta, la línea entre oportunidad y oportunismo es delgada. El oportunismo descarado de los partidos políticos, todos, que están haciendo de la exigencia ciudadana de regresar el financiamiento público para el proceso electoral un burocrático acto de generosidad, cuando es dinero que ellos no generaron ni les pertenece.

Todo desastre es oportunidad de demostrar fortaleza. La sociedad mexicana ya demostró con acciones, no palabrerías ni discursos, que está unida y fuerte para sobreponerse a la tragedia. Se espera que el gobierno y los políticos estén a la altura para la necesaria y completa reconstrucción que tendrá que seguir al desastre.

Es necesario pensar en el siguiente paso, que es más costoso y prolongado: la reconstrucción. México es la suma de nuestras aportaciones individuales.

Morelos, Puebla, Chiapas, Oaxaca y la Ciudad de México con sus pueblos y ciudades dolidas, heridas y lastimadas, pero de pie por el apoyo de la gente, que a través de las redes sociales fue proactiva y eficiente. Una sociedad que se acomoda el dolor para sacar fuerzas del coraje, de las entrañas, del corazón, de donde viene el orgullo y la dignidad que nos recuerda que también podemos elevarnos y levantarnos desde los escombros.

[email protected]

JJ/I