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La tarea de producir

Producir es padecer. Todo aquel que se haya aventurado en las aguas de la producción de espectáculos sabe a lo que me refiero. En la producción se vive angustia, adrenalina, miedo, incertidumbre, desasosiego, insomnio, felicidad, ilusión, sentimientos encontrados, solidaridad, compañerismo, enojo, frustración, soledad, incomprensión, llanto, impotencia, esperanza, pero al final, en la mayoría de los casos, todo lo descuadrado encuentra su propio acomodo perfecto en una tetris milagrosa.

Existen tantos distintos tipos de producciones y productores que hacen difícil llegar a algún consenso de lo que son o no las tareas y atribuciones de un productor. Algunos productores son los “compra cositas” o los hacedetodo; otros son los que ponen o consiguen el dinero. Yo prefiero pensar que un productor es, en primera instancia, un ser creativo. Alguien con la preparación suficiente para entablar diálogos con las distintas partes que componen un espectáculo para poder trazar una ruta y guía de aquellos recursos –humanos y materiales– con los que se cuenta. La tarea del productor también consiste en sortear con inteligencia los imprevistos, aquellas circunstancias que surgen y que escapan al control de variables que de manera exhaustiva se intentaron predecir con anticipación. Un productor es en la mayoría de los casos un ser anónimo para el público.

Cada nueva producción, pequeña o grande, plantea retos y aprendizajes. Sea cual sea el tamaño, lo cierto es que en todos los casos es un trabajo colectivo. Nada más valioso que poder contar con un equipo de personas que contribuyen con su conocimiento y habilidades especializadas desde distintas trincheras para que un espectáculo sea posible. Porque no hay tarea menor. A propósito de la próxima inauguración del Festival Cultural Guadalajara Sucede, pienso por ejemplo en aquellas personas encargadas de redactar los oficios para solicitar los permisos necesarios; o en los cargadores y constructores de escenarios o los choferes que transportan al talento, pasando por las secretarias, asistentes, administradores, gestores, coordinadores, voluntarios, y todos aquellos que tienen rostro y nombre y que con su participación hacen posible una producción tan compleja.

Pienso en el trabajo colectivo y me conmueve. Los espectáculos masivos no solamente son aquello que se ve, sino todo aquello que no es evidente para el público. Aplausos vigorosos para ese gran equipo.

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JJ/I