Mucha cultura, poco tiempo

Desde hace varios años, hemos reflexionado en diversos equipos de trabajo sobre la programación de la oferta cultural del segundo semestre del año. En Guadalajara, ha sido motivo de varios debates la saturación de eventos que la ciudad vive hacia el último trimestre del año.  Hemos insistido varias veces en la necesidad de espaciar festivales o producciones más fuertes durante todo el año pero al parecer, seguimos sin conseguirlo.

Este año una vez más nos topamos con la misma problemática pero aumentada. La cantidad de oferta de actividades culturales en octubre y noviembre es abrumadora y cada año crece. Por mencionar algunos: las Fiestas de Octubre, Festín de los Muñecos (Festival Internacional de Títeres), Festival Cultural Guadalajara Sucede, Festival Coordenada, Festival Cultural del ITESO, Festival Arco Zapopan, Festival Onésimo González, Doña Pancha Fest, la Inauguración del Conjunto de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara, la Feria Internacional del Libro (FIL), los varios gastronómicos como el Festival de la Cerveza,  el Festival de la Viña a la Copa o Fevino,  y los que se me escapan de citar. Súmenle la programación que no se para en los recintos o foros habituales. Actividades cierto, para diversos públicos y gustos, para distintas zonas de la ciudad, para aficiones varias, pero todos concentrados en sólo DOS meses.

Muchas variables juegan. Pero uno de los motivos, por lo menos de los festivales que tienen subsidio federal, es que la entrega de recursos es imposible de pensar para el inicio de año. Nadie quiere programar un festival en enero o febrero donde sabe que el recurso no saldrá. La burocracia marca agenda. Y es que este año ha sido particularmente difícil para la asignación de presupuestos a los estados: primero el recorte nacional que se vivió en materia del cultura, luego el cambio de Conaculta a Secretaría donde las actividades quedaron en un letargo desesperante, luego el fallecimiento del titular, luego la llegada de la nueva Secretaría. En el inter gran parte de los festivales de los estados desaparecieron y los que sobrevivieron se vieron mermados por un recorte significativo en sus presupuestos y por una exageración absurda y burocrática de sus procedimientos.

Con tanta oferta, la elección es difícil y el público se divide. Ojalá estemos muy dispuestos y entusiastas para buscar información y asistir a la mayor cantidad de actividades posibles y aprovechar lo que desde las distintas instituciones y foros se realizan por estos días.

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JJ/I