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Instan a reducir de riesgos por fenómenos naturales

(Foto: Cuartoscuro)

CIUDAD DE MÉXICO. Si bien no todos los fenómenos naturales generan consecuencias devastadoras, en muchas ocasiones una combinación de factores contribuye a que se originen desastres, ante lo cual siempre es necesario estar preparados.

Durante los últimos 20 años, más de 1.35 millones de personas en el mundo han fallecido como resultado de la vulnerabilidad y la exposición a amenazas naturales, más de 4 mil millones de personas han tenido que desplazarse y se han quedado sin hogar, han resultado heridas o tenido que recurrir a algún tipo de ayuda de emergencia.

La mayoría de muertes a causa de desastres naturales se debe a eventos meteorológicos, en especial inundaciones, tormentas y olas de calor, y las cifras por estos fenómenos se han duplicado en los últimos 40 años; mientras que otra parte importante se da por eventos geofísicos extremos como terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.

Los desastres naturales son inevitables, pero los daños que éstos causan pueden minimizarse; en cambio, la vulnerabilidad social, económica y ambiental puede exacerbarlos.

En cualquier caso, nadie está a salvo de ser víctima de una catástrofe natural y por ello, la reducción del riesgo de desastres concierne a todos, sociedad y gobiernos.

Por ese motivo, se estableció el 13 de octubre de cada año como el Día Internacional para la Reducción de los Desastres, para concienciar a los gobiernos y las personas para que tomen medidas encaminadas a minimizar los riesgos, como su prevención y mitigación, e incluyan actividades de preparación.

La campaña de 2017 Hogar, seguro hogar: reducción de la exposición, reducción del desplazamiento, busca sensibilizar a la opinión pública mundial sobre una serie de acciones, políticas y prácticas que se han aplicado con éxito para disminuir la exposición a los desastres en distintas comunidades, y con las que se ha contribuido a salvar hogares y medios de vida.

Esto representa un gran desafío que sólo se puede superar a través de la coordinación, la cooperación y la colaboración entre los diversos grupos implicados.

De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), la resiliencia es la capacidad de adaptación a la adversidad ante tragedias, traumas, amenazas o estrés severo.

Con base en la Ley General de Protección Civil se desarrolla investigación aplicada sobre los fenómenos naturales como sismos, erupciones volcánicas, tsunamis, inestabilidad de laderas, derrumbes, hundimientos, agrietamientos, ciclones tropicales, lluvias extremas, inundaciones pluviales, fluviales, costeras, lacustres, tormentas de nieve, eléctrica y de polvo, granizo, heladas, sequía y ondas cálidas.

Sobre los fenómenos naturales se deben advertir varias situaciones; en cuanto a los sismos es muy importante conocer la zona en la que se vive y trabaja, pues el peligro es muy diferente y se requiere comprender sus efectos; así como preguntarnos ¿Qué hace un tsunami? ¿Cuánto tiempo más seguirá el Popocatépetl activo?

Además, los deslizamientos de laderas ameritan un buen conocimiento, así como saber cómo protegerse de las inundaciones.

El Cenapred, dependiente de la Secretaría de Gobernación, destaca que se debe entender que en la actualidad existe más interacción entre fenómenos con más intensidad, con ciudades más vulnerables.

Como resultado de las investigaciones se han generado diversas herramientas como mapas de peligro, funciones de vulnerabilidad, índices y escenarios de riesgo, procedimientos de alertamiento temprano para inundaciones súbitas, ciclones tropicales y frentes fríos y nortes.

Además, metodologías para elaboración de atlas de peligro y riesgo, elementos básicos para reglamentos de construcción y material básico para difusión y capacitación.

Así se han dado apoyos al Sistema Nacional de Protección Civil para hacer diagnósticos de peligro y riesgo; capacitación técnica para el análisis y diagnóstico de escenarios de riesgo; participación en comités diversos de riesgo; asesoría a estados y municipios para elaboración de atlas de riesgo; cooperación internacional y experiencias compartidas para la resiliencia.

Los resultados obtenidos del estudio y análisis de los fenómenos naturales citados han permitido conocer las causas fundamentales del peligro y la vulnerabilidad física de los sistemas expuestos y elementos básicos del riesgo.

Los resultados han dado origen a la elaboración de reglamentos de construcción y el Atlas Nacional de Riesgos.

Mediante su aplicación sistemática en la planeación urbana y el ordenamiento territorial, como ahora lo señala la Ley General de Protección Civil, es posible lograr más resiliencia.

La resiliencia se construye al invertir los procesos sociales de construcción del riesgo, con la creación e implementación de políticas públicas, al involucrar a todos los sectores de la sociedad, combatiendo las causas estructurales de los desastres.

Por otra parte, es reconocido y aceptado que los Sistemas de Alerta Temprana son un elemento importante en la reducción del riesgo de desastres, previenen la pérdida de vidas y reducen el impacto de los desastres.

Su objetivo es proveer información a los individuos y a las comunidades amenazadas por peligros para actuar con tiempo suficiente y de una manera apropiada, para reducir la posibilidad de daño personal, la pérdida de la vida, daño a sus propiedades y al medio ambiente.

Sus elementos clave son: Conocimiento previo de los riesgos que enfrentan, sistema de medición y monitoreo para el alertamiento, mecanismos de difusión y capacitación y capacidad de respuesta.

Por todo ello, para que el Sistema Nacional de Alertas sea óptimo se necesita contar con información, en tiempo real, para aumentar la seguridad de los mexicanos en situaciones de inminente peligro y tecnología de punta para la mejora de los sistemas de monitoreo y de alerta.

En la actualidad, existen sistemas de alerta sísmica, volcánica, tsunamis, incendios y para ciclones tropicales.

La resiliencia depende de la capacidad de una sociedad de prever sus riesgos con el fin de estar preparados para la presencia de fenómenos perturbadores y si se cuenta con personas capacitadas y especializadas que trabajen en la gestión integral de riesgo hace que ésta sea posible.

La Escuela Nacional de Protección Civil es la encargada de la formación de cuadros técnicos que ingresen a este campo con un enfoque en la gestión integral de riesgos.

En la actualidad opera el programa académico en línea de Técnico Básico en Gestión Integral del Riesgo, el cual proveerá al país de cuadros capacitados con una visión preventiva que les permita elaborar escenarios de resiliencia.

El desarrollo de comunidades resilientes implica el cambio de conductas y creencias arraigadas que requieren conocimiento y educación para detonar la toma de conciencia y la acción a favor de la seguridad.

La Dirección de Servicios Técnicos lleva a cabo las gestiones necesarias para el envío de expertos del Cenapred a diversas partes del mundo, con la finalidad de brindar asesoría técnica e intercambio de experiencias.

Además, se da seguimiento puntual a las actividades realizadas en el marco de la cooperación internacional como: capacitación, donación de equipo y asesoría técnica; establecimiento de comunicación con instituciones homólogas para el intercambio de información en materia de Gestión Integral del Riesgo y Prevención de Desastres.

Un México resiliente requiere implementar un marco normativo, positivo y vigente a escala municipal, estatal y federal, que permita fortalecer instrumentos legales en todos los ámbitos de actuación de la política pública de protección civil, que sirvan para llevar a cabo acciones de prevención, con el fin de proteger la vida de las personas y consolidar una cultura de autoprotección.

JJ/I