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Tarde triunfal con orejas incluidas en Zaragoza

FIGURA. Temple, hondura y calidad fueron recompensados con orejas para Talavante en la tradicional feria. (Foto: Cortesía Talavante) (Foto: Especial)

Uno de los cartel más esperados de la recién iniciada Feria de Zaragoza fue el celebrado ayer. Una corrida cuyo elenco despertó el interés de propios y extraños, con tres figuras del toreo de clase mundial que cumplieron a cabalidad con las expectativas, pues los tres lograron salir con las orejas en la espuerta tras faenas llenas de entrega, torería, arte y placer.

El matador español Alejandro Talavante fue el triunfador absoluto al cosechar tres orejas en sus dos actuaciones. El ibérico logró despertar los olés de la plaza, producto de una afición llena de entrega al quehacer de esta figura del toreo, quien sobresalió con el segundo toro de su lote, un astado de buenas condiciones al que Alejandro le cuajó una interesante faena llena de buenos momentos.

Temple, hondura y calidad fueron los adjetivos que dominaron a lo largo de su labor con muleta, para rematar de entera en sitio que le valió los dos trofeos.

Previo a ello, Talavante ya había cosechado una oreja con el que abrió su participación, esto luego de una faena con buenos detalles, ligada y de transmisión que tuvo matices de interés y que además gustó en la afición española.

Por su parte el diestro limeño Andrés Roca Rey cayó de pie ante esta plaza. El peruano consiguió dos orejas en total, una en cada toro, luego de dos actuaciones muy al estilo del sudamericano, con valor, garbo y gallardía y haciendo gala de sus facultades para la quietud.

Destacó en un ceñido quite por gaoneras con su segundo astado. Estático, inerte y con el ritmo necesario que el toro le pidió, para rematar de caleserina y rebolera, y poner así al público de pie.

Andrés sostuvo dos faenas de mucho interés con las que cautivó a la afición de Zaragoza. Con dos cambiados por la espalda, una arrucina y uno de pecho, comenzó Roca Rey la faena de muleta, en la que el temple, la firmeza y la serenidad fueron las principales armas.

Estuvo en plan grande en el toreo al natural, sometiendo las embestidas del encastado toro, que terminó rajado en tablas. Entrega y ambición del espada peruano, con el toro pegado a tablas, antes de finiquitar su actuación de una sensacional estocada.

Por su parte el francés Sebastián Castella hizo lo propio y logró salir con una oreja. Pechó con lo peor del encierro, estando muy por encima de las condiciones de los de su lote, y destacando más con el primero, al que pudo aprovecharle los viajes para ligar tandas de derechazos de mucho calado.

JJ/I