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Viaje a oscuras a la biblioteca del Arróniz

A finales de septiembre la Secretaría de Cultura de Jalisco hizo invitación a la presentación del libro El diablo: interpretaciones del mal figurado según la cultura occidental de Alberto Ortiz, con la participación de Godofredo Olivares, a efectuarse el 11 de octubre a las 20 horas, en el edificio Arróniz (llamado efímeramente Zaragoza, malogrado Museo de Arqueología de Occidente, archiconocido como sede de la 15ª Zona Militar e histórico y transitorio Seminario Mayor).

Llegó la hora y la primera sorpresa fue no poder pasar entre las columnas de la puerta mayor de la calle de Zaragoza, sino por una puerta angosta de Reforma. Un guardia dio las buenas noches y a la pregunta de ¿dónde? nos indicó seguir a la derecha. No había luz y sólo fue posible caminar tocando las paredes. Otro pasillo oscuro nos llevó al patio y al desconcierto. Un grupo de jóvenes entró después de nosotros, nos siguió y llegamos juntos al extremo de los portales; ellos vieron iluminada la segunda o tercera planta, al lado contrario. Vimos a alguien subir y lo seguimos. El hombre llegó a unas oficinas y salió para informar que era a la vuelta, en la biblioteca.

No fue una presentación al uso, sino un diálogo erudito con una breve intervención de la editora, Yolanda Alonso. La biblioteca, del todo admirable. En la contemplación surgieron preguntas: ¿Está viva?, ¿quién puede consultarla?, ¿quién cuida los libros?, ¿qué fondo bibliográfico es?, ¿es la biblioteca de Gabriel Agraz García de Alba?, ¿son todos sus libros?, ¿y los mapas?, ¿y el catálogo?, ¿cuál es el horario? Y surgieron más: ¿Por qué hacer una actividad en la sala mayor de una biblioteca patrimonial?, ¿hay un afán decorativo al situar a los participantes de espaldas a las escaleras gemelas?, ¿no se dañarán los pisos originales por el uso de sillas, mesas y demás muebles necesarios para estas actividades, y por el movimiento de las dos robustas y antiguas mesas para usuarios, que se arrinconan para dar paso a la sillería de acero tubular y vinilo?, ¿no correrá peligro la integridad de la colección?

Al final del acto otra vez la oscuridad fue la compañera hasta el foco del guardia, a quien de seguro todos preguntaron ¡¿por qué no prenden la luz?! Nosotros lo hicimos y la respuesta fue que no se lo permitían, ¡por reglamento!

@LibracoFP

JJ/I