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Hace química con el magisterio

(Foto: Especial)

Es un ejemplo que un docente de verdad tenga firme su vocación.

Mirella Oliva García Herrera de 56 años y estudió la licenciatura en Química Farmacobiológica pero por azares del destino se dedicó a la enseñanza.

Durante 31 años ha estado frente a grupos y es la coordinadora del nivel medio superior de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa).

Su destino, como le llama, empezó en el Colegio Británico de Guadalajara, durante un año, dando clases a primero, segundo y tercero de primaria. Es el lugar donde recuerda a unos adolescentes de tercer año que tenían una banda musical: “me invitaban (a escucharlos) y uno de ellos fue de los de Maná”. Su estancia fue corta en esa institución para así abrirse las puertas en la preparatoria Univa, cuando todavía era un sembradío de elote, donde ha permanecido poco más de tres décadas.

“Recuerdo que mi papá me llevó, llegué a la entrevista y no había lugar porque era octubre y las clases habían iniciado por lo que quedaron de llamarme. Un maestro se accidentó, me llamaron para suplirlo en Física y dije va, le entro. Trabajé un año, me salí otra vez porque salí embarazada de mi segundo hijo, regresé, me aceptaron y me quedé ahí. Tengo dedicándome a la educación de forma continua desde 1986, son 31 años. Di clases de Química, Física, Matemáticas y Biología”.

La Física le apasionaba, a comparación de su especialización en Química, está la llenaba porque le gustaba hacerle ver a sus alumnos “que un ingeniero es la persona que permite vivir mejor”.

“Duré 19 años dando clases. Cuando yo llegué no se hacían prácticas de laboratorio, llegué y era pura teoría y mi jefe me dijo que las hiciera porque la Secretaría de Educación Pública lo pedía. Se contrató a un encargado del laboratorio y empezamos. Los llevábamos cada 15 días. Luego la vida me presentó la oportunidad dentro de la institución que nos dieran mucha capacitación, me capacité en un diplomado en Desarrollo Humano, fui tutora en los grupos y los llevaba a casas-hogar. También estudié la Maestría en Desarrollo Organizacional y Humano en la Univa”.

Relató que mientras estudiaba la maestría, se le invitó a ser coordinadora académica. “Les preguntaba que sí estaban seguros porque creía que mi perfil no daba y pues vi que cambia totalmente la visión del maestro porque el coordinador se encarga mucho del quehacer estudiantil de los chicos, ver sus necesidades personales y académicas”.

García Herrera relata que “son 31 años de crecer, de aprender, de transmitirle a los chicos, enseñarles los caminos y que crezcan en los valores”.

NTR. ¿Cómo es la maestra Mirella?

Mirella Oliva García Herrera (MOGH). Yo como maestra cuidaba mucho el reglamento, la disciplina, el cumplimiento. Me apasionaba dar la clase. Los valores son muy importantes, míos son la responsabilidad, la honestidad, el compromiso, la amistad, la solidaridad y que tengo la camiseta bien puesta. La universidad es mi otra casa.

A esta preparatoria llegué cuando tenía dos años de construida, me tocó verla crecer desde que llegamos y había máquinas de escribir que no eran eléctricas, las computadoras, nos tocó la llegada de una televisión, la computadora de escritorio y carretes de diapositivas, entre otros.

NTR. ¿Cuáles son los cambios que vivió como docente?

MOGH. Me ha tocado ver todo el avance en la tecnología para transmitirles a mis chicos un poquito de lo que yo sé, dejarles la inquietud. Ahora que soy coordinadora y llegan chicos que me dicen ‘usted le dio clases a mis papás’, eso para mí es una satisfacción que no la cambio por nada.

En este momento de mi vida siento que no me equivoqué, que estoy en el lugar donde debo estar. Creo que reconocen en mí a una persona en la que pueden confiar.

La educación me ha dado a mí la mejor satisfacción que no me habría podido dar otra carrera y lo que los chicos me dan día con día, no lo cambiaría por nada. Sé que tengo una gran responsabilidad al estar sentados con ellos.

Con la educación he cambiado 180 grados de lo que era a lo que soy. Aprendí que tengo que ser paciente, contar hasta mil para poder dar una respuesta.

NTR. Entonces, ¿hay retos y lecciones?

MOGH. La lección es que la adolescencia es una parte fundamental en el crecimiento del ser humano y tenemos que encaminarlos siempre por el buen camino. Tengo chicos que hay que moldearlos y no puedo estar sin capacitarme.

Un reto fue adecuarme a los nuevos estilos y nuevos sistemas en la educación, entender que no es lo mismo hace 31 años que ahora.

A detalle

  • Licenciada en Químico Farmacobiológo por la UdeG
  • Maestra en Desarrollo Organizacional y Humano por la Univa
  • Recibió el reconocimiento por sus 30 años de labor en la Univa
  • Desde hace 16 años, gestionó con su esposo, el maestro Humberto Gómez, el poder llevar a los alumnos de Física a las instalaciones de la NASA, en Houston, Texas

JJ/I