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Las canas, otro obstáculo para los republicanos

(Foto: Especial)

WASHINGTON. Los esfuerzos de los republicanos por conservar una frágil mayoría en el Senado enfrentan complicaciones que van más allá de las divisiones internas del partido: La avanzada edad y problemas de salud de algunos senadores que buscan la reelección podrían ser otro obstáculo a superar.

Cuando la oficina de Thad Cochran anunció el lunes que el senador “se propone volver al Senado cuando su salud lo permita”, quedó en evidencia la compleja dinámica de una camada que es la segunda más vieja de la historia. La ausencia de Cochran reduce el margen de error de los republicanos de cara a la crucial votación que se avecina sobre el presupuesto. La Comisión de Asignaciones Presupuestarias que preside Cochran, por otro lado, no produjo proyecto presupuestario alguno para el año que viene desde que el senador se ausentó del Congreso a mediados de septiembre por sus problemas de salud.

Cochran, de 79 años, no es el único senador republicano que ha tenido que ausentarse por trastornos de salud. En julio ese cuerpo demoró una votación sobre una propuesta ley de salud porque a John McCain, de 81 años, se le había diagnosticado un cáncer cerebral. Y Johnny Isakson, de 72 años, se sometió a dos operaciones a principios de 2017, dos años después de que se le diagnosticase el mal de Parkinson.

A ellos se suman un par de octogenarios que aspiran a ser reelegidos en las elecciones de mitad de término de 2018, uno de cada partido. En total hay 16 senadores que buscan la reelección y que tendrán al menos 65 años el día de la votación.

Orrin Hatch, republicano de 83 años, no ha dicho si se postulará para un octavo periodo de seis años. Entre los demócratas, Dianne Feinstein, de 84 años y la senadora de mayor edad en el presente, dijo que buscará un nuevo término. De ser reelegida, tendrá 91 años hacia el final de su mandato. Ha habido sólo cuatro senadores de esa edad.

“Lo que cuenta es la capacidad de hacer las cosas. La compasión, el vigor y la fuerza para marcar una diferencia es lo que cuenta”, sostuvo Feinstein la semana pasada.

La edad promedio del Senado era de 61.8 años cuando comenzó en enero el actual periodo de dos años, según la Oficina de Historia de ese organismo. Ha habido sólo una camada con una edad promedio más alta, la de 2009, con un promedio de 62.7 años.

Actualmente hay siete senadores de al menos 80 años, sin contar a Cochran, que los cumplirá en diciembre. Hay además 17 septuagenarios y 40 sexagenarios. El senador más joven es el republicano Tom Cotton, quien cumplió 40 en mayo.

De los casi 2 mil políticos que han servido en el Senado, hubo apenas 42 que seguían en el cuerpo al cumplir 80 años, según los historiadores de la Cámara Alta. El senador de mayor edad en la historia fue Strom Thurmond, que todavía servía al cumplir 100 años en 2003. Falleció seis meses después.

La edad promedio del Congreso fue inicialmente de algo menos de 50 años, pero fue subiendo a medida que aumentaba la expectativa de vida y porque la gente tiende a votar por la persona que ocupa una banca.

“La mayoría de los votantes dicen que les gustaría que los senadores sirviesen uno o dos términos solamente”, comentó Larry Sábato, director del Centro sobre Política de la Universidad de Virginia. Pero al mismo tiempo “valoran la experiencia” y tienden a votar por la persona en funciones.

Los republicanos planean someter a votación esta semana un proyecto que despejaría el camino para disponer enormes recortes de impuestos más adelante. Actualmente tienen una mayoría de 52-48 y pueden sobrellevar dos deserciones, ya que en caso de un empate 50-50 el vicepresidente republicano Mike Pence rompería la igualdad.

La ausencia de Cochran implica que el proyecto no será aprobado si hay más de una deserción entre los republicanos. Cochran tiene una infección urinaria y se ausentó de Washington el 18 de septiembre.

JJ/I