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Jalisco sin hambre

¿Es correcto permitir que en nuestro país y en nuestro estado mueran de hambre millones de personas, mientras se desperdician los alimentos que podrían permitirles comer bien? ¿Debe una institución mantenerse al margen ante las dificultades que tantas personas enfrentan cuando tratan de saciar su hambre?

La respuesta a esas preguntas es claramente un no rotundo. Por ese motivo, varias instituciones se organizaron para echar a andar un proyecto en el que están poniendo en juego los recursos a su disposición con la finalidad de proponer una solución viable, efectiva y de largo plazo a esta situación.

Cuando una familia es incapaz de conseguir la cantidad mínima de alimentos que requiere para tener una situación de bienestar suficiente, incluso si utiliza el total de los ingresos que pueden conseguir quienes integran dicha familia, exclusivamente para comprar sus alimentos, se dice que esas personas se encuentran en una situación de pobreza alimentaria. Se estima que aproximadamente un millón 300 mil jaliscienses viven en esa situación.

El conjunto de los bancos de alimentos que trabajan en nuestro estado actualmente sólo tienen la posibilidad de rescatar hasta 7 por ciento de la comida que se desperdicia en Jalisco. Para darnos una idea de lo que representa la cantidad de alimentos que se desperdician es necesario que consideremos el hecho de que cada punto porcentual de alimentos que se rescata permite ofrecer alimentos a 13 mil personas. En otras palabras, si se recuperara y distribuyera adecuadamente 100 por ciento de los alimentos que actualmente se desperdician entonces no habría gente muriendo de hambre en nuestro estado.

Ante este reto, con la guía del doctor Morris Schwarzblat, director general de Ciencia y Desarrollo Tecnológico de Jalisco, y con financiamiento del programa de Fondos Mixtos del Conacyt, Ciatej, ITESO, el Tecnológico de Monterrey, Pro Sociedad y la Asociación de Bancos de Alimentos de México se aliaron con Amdocs, Jabil y las secretarías de Innovación, Ciencia y Tecnología, y de Desarrollo Rural de Jalisco para elaborar una propuesta interdisciplinaria para atender a las personas que padecen pobreza alimentaria en nuestro estado.

A dicha iniciativa se le denominó Jalisco sin Hambre, y se echó a andar formalmente el pasado marzo. La iniciativa tiene varias vertientes que se complementan mutuamente. Por un lado se ubicará de manera georreferenciada a las personas que se encuentran en situación de pobreza alimentaria, para instalar centros de distribución de alimentos accesibles a ellas; por otro lado se están diseñando soluciones tecnológicas para hacer más eficientes los procesos de recolección, almacenamiento y distribución de los alimentos rescatados.

También se están creando mecanismos para el procesamiento de los alimentos rescatados, para prolongar su vida, y facilitar su almacenamiento por periodos de tiempo más extensos. Esto va acompañado del diseño de una metodología para ofrecer a las personas que acuden a los Bancos de Alimentos alternativas para salir de su situación de pobreza.

Finalmente, el Observatorio Legislativo del ITESO elaboró una propuesta de ley para prevenir el desperdicio de alimentos y propiciar su rescate en el campo, que es donde más se pierden alimentos cuando su precio cae tanto que no es costeable ni siquiera recogerlos. Dicha propuesta fue presentada a Miguel Castro, titular de la Secretaría de Desarrollo e Integración Social, y a Oswaldo Bañales, Isaías Cortés, Mónica Almeida, Mario Castellanos y Pablo Torres, diputada y diputados del Congreso de Jalisco, quienes se manifestaron a favor de la propuesta de ley, por lo que esperamos en los próximos días poder dar cuenta de su aprobación.

Este esfuerzo muestra que es posible conciliar intereses cuando se tiene un objetivo de beneficio común y general.

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JJ/I