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TLC: enfrentar la incertidumbre

A 24 años de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá, la incertidumbre ronda en cada fase de las negociaciones. Esta semana, al concluir la cuarta, vuelve la presión sobre terminar con el TLC y básicamente viene de Estados Unidos, en donde Trump afirma que el TLCAN no le ha beneficiado a su país tanto como a México y a Canadá.

En el contexto actual de la globalización siempre va a ser mejor una asociación que el aislamiento unilateral de cada país, y si bien es cierto se requiere ajustar las condiciones y ventajas para las partes involucradas, no puede ser Estados Unidos el país que marque la agenda trilateral.

En 1994, cuando entró en vigor el TLCAN, Estados Unidos tenía un superávit comercial con México de mil 349 millones de dólares. Al año siguiente, registró un déficit por 15 mil 808, que fue aumentando cada año. La explicación es que “muchos de los productos que se producen en México los importa Estados Unidos y se reexportan hacia Europa u otros países... son en su mayoría componentes intermedios que se utilizan para producir otros bienes”. (Expansión 26/01/17)

En cuanto al PIB per cápita de 2016, mientras México fue de 7.411 euros en EU alcanzó 51.931 euros. No hay comparación. Y en cuanto a mejorar o equilibrar los salarios, ni Trump ni los negociadores mexicanos, reclamaron algo.

En 2009 había registro 6.4 millones de indocumentados, en 2014 disminuyó a 5.6. El pasado 5 de octubre de 154 mil dreamers que deberían refrendar su estatus migratorio, sólo lo hicieron 22 mil; es claro que al endurecer las condiciones de intercambio económico, Trump será mucho más estricto con el libre flujo de personas, que debería estar a la base de un tratado entre naciones asociadas. Seguro que EU será muy selectivo con las personas bien cualificadas, tanto como lo es Canadá.

En conclusión, para enfrentar la incertidumbre respecto del rumbo que tome el actual TLCAN, México debe trabajar mucho más en proponer puntos de la agenda y no sólo atender lo que le impone el más poderoso de los tres países. Entre los desafíos que México debe enfrentar están:

Asegurar un buen trato, buenas o mejores condiciones para los migrantes que hoy viven y trabajan en Estados Unidos. Eso tiene su correspondiente desafío dentro del país, en donde debemos exigirnos ampliar las oportunidades de empleo, mejorar las condiciones laborales y el ingreso de los trabajadores dentro de nuestro país, a fin de que no promovamos una migración por las pésimas condiciones laborales y salariales que tenemos en México.

Reforzar los vínculos entre los empresarios de México y Estados Unidos, lo mismo que entre gobiernos locales –de estados y municipios y/o condados– con los que ya hay vínculos para que se refuercen lazos específicos y convenientes para todos, más allá del acuerdo entre naciones.

Para México, a partir de las lecciones que nos aporta el actual proceso de renegociación del TLC, el principal reto consiste en poner las bases para diversificar en serio nuestras relaciones comerciales, políticas y socioculturales con los países de América Latina y Europa, pues nuestra dependencia de intercambio comercial unilateral, nos hace más vulnerables; mientras que la diversidad de opciones potenciará nuestra fortaleza en cuanto al comercio, abrirá nuevas posibilidades de intercambio en otras áreas, particularmente en lo que respecta al talento humano. Una prueba de ello ha sido la presencia de españoles, argentinos o chilenos que –por guerras y conflictos internos– fueron acogidos por México y fundaron instituciones tan importantes como El Colegio de México, se integraron a otras instituciones académicas o como emprendedores, a lo largo y ancho del país. Un intercambio recíproco y más amplio sería una buena opción para que México y nuestros países más cercanos nos beneficiemos.

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