INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Ni cómo ayudarlo

Es conveniente aclarar de entrada que el propósito de este texto no es denostar, descalificar o atacar gratuitamente al personaje público en cuestión, sino más bien establecer aquellas conductas en las que ha incurrido repetidamente, que lo han llevado a pisar los pantanosos terrenos de la intolerancia, el autoritarismo y la irracionalidad.

Es cada vez más frecuente observar a Enrique Alfaro Ramírez en medio de situaciones lamentables como la ocurrida hace unos días en la colonia El Mirador, cuando confrontó a una persona que lo encaró para cuestionarlo sobre promesas incumplidas. El aspirante a gobernador se molestó de manera tal que no sólo se hicieron de palabras, sino que acabó a empujones con él.

No sabemos si el hombre, identificado como Jorge Manuel Plazola, actuó espontáneamente o fue enviado por alguien más a provocar al alcalde. Desconocemos cuáles eran sus verdaderas intenciones, si procedió de buena o mala fe. Pero lo grave es que Alfaro volvió a mostrar de qué está hecho: es de piel muy delgada, pierde los estribos con facilidad y tiene una alta propensión a irritarse.

Mecha corta

Si en efecto quien lo increpó esperaba respuestas a las inconformidades expresadas, es muy mala noticia que el gobernante lejos de escuchar y responder a las inquietudes de un ciudadano, termine jaloneándose con él, lo rete a golpes, le eche encima a la Policía y lo despida con un “vete de aquí, cabrón, no estés fregando”.

Si por el contrario, el gritón fue mandado por alguno de los adversarios del alcalde para sacarlo de quicio y obligarlo a actuar agresivamente contra una persona indefensa, logró su cometido. Alfaro cayó en la trampa, admitió la provocación y quedó mal parado ante una sociedad que está cada vez más harta de los excesos y la prepotencia de los políticos.

El episodio, grabado en video con un dispositivo móvil, fue subido a redes sociales y en minutos tenía miles de reproducciones. En él se ve a un personaje bravucón, irascible y de mecha corta enfrentar a un ciudadano que se defiende a gritos, mientras es acosado por la Policía que finalmente lo detiene por “alterar el orden”. Para justificarse, Alfaro subió a su cuenta en Facebook una explicación que lo hizo quedar peor.

Acumula agravios

Al alcalde tapatío se le van acumulando agravios que no abonan a sus afanes de ser gobernador de Jalisco. En una de sus intervenciones iracundas agredió a medios de comunicación –entre ellos, El Diario NTR– llamándolos “basura”; más adelante ofendió a la afición del Atlas con un video difundido en las redes oficiales del gobierno municipal y se justificó aduciendo que fue “una pendejada” de sus colaboradores; después se burló de los católicos de Guadalajara, quienes se manifestaron para expresar su descontento con la escultura Sincretismo, diciéndoles que “es bueno que hagan ejercicio”.

Se han hecho famosos sus desencuentros con ciudadanos a quienes ataca por el simple hecho de inconformarse, cuando acude a inaugurar obras en colonias tapatías. Se justifica siempre diciendo que son enviados por sus enemigos en el PRI. No admite la crítica, se siente infalible, lo que podría denotar trastornos de personalidad. Y a esto hay que añadir la cuestionable venta de bienes propiedad del Municipio que pasarán a manos de particulares en medio de procesos poco transparentes y con un tufo de corrupción, todo lo cual habla de un gobierno que ha perdido la brújula.

Enrique Alfaro dista mucho de parecer un estadista. ¿Si así se conduce como presidente municipal de Guadalajara, cómo será como gobernador? Si cumple su sueño de llegar a Casa Jalisco, ¿será una pesadilla para los jaliscienses?

 

Verba volant, scripta manent

[email protected]

@GOrtegaRuiz

JJ/I