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El dolor de Almeyda

Pocas veces un técnico logra conectar con tanta profundidad con un equipo de futbol. Y es que hay que separar lo que son los resultados y la parte humana.

Matías Almeyda logró en dos años reconstruir una estructura que presentaba grietas y que podía funcionar una temporada y tropezar y no levantarse en mucho tiempo.

Es de reconocer también, que El Pelado convenció a Jorge Vergara que lo más sano (pese a que él diga que no influyó) era mantenerse alejado del equipo a través de un silencio respetuoso para no desestabilizar emocionalmente a los jugadores con declaraciones incendiarias en distintos medios de comunicación.

Otro punto a su favor, y sorprendente para la forma en que se manejan los clubes en México, y como se había mostrado Vergara hasta antes del arribo de Almeyda, es que le entregó las llaves de Chivas para llevar a cabo un nuevo proyecto basado en apostar por los jugadores de fuerzas básicas y en el cual no recibiera ninguna presión para debutar jóvenes solo por generar buenos comentarios al exterior.

La práctica común en el pasado era forzar las apariciones de novatos cuando aún no estaban listos, y además exponerlos ante los medios de comunicación como sucedió con Erick Cubo Torres, lo cual le provocó deslumbrarse con los reflectores en el amanecer de su carrera.

Nunca, al menos en la historia reciente de Chivas, todo un grupo de jugadores había salido a una conferencia de prensa a manifestar abiertamente el apoyo a su entrenador, lo cual habla de la química que hay con una persona que adoptó una postura muy paternalista con su grupo de dirigidos.

Por todo lo mencionado, es de entender la frustración de aceptar el fracaso por quedar eliminado en liga y copa, y saber que algunos de esos jugadores en los que confió no le correspondieron.

Pero es también evidente, que en el momento que Almeyda termine su ciclo o lo terminen antes de lo esperado, la estructura quedará acéfala, porque todo se ha hecho a su manera, y habría que empezar de cero.

Si de verdad Almeyda partirá en junio de 2018 para asumir el reto de dirigir a su selección de Argentina o a la de México; en Chivas deben tener bien definido el proyecto a seguir.

Son ocho meses los que en teoría le quedan a Almeyda, o pueden ser más o menos, lo cierto, es que un club no debería depender tanto de una persona.

@ofares72

JJ/I