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Los dedos de Rivelino están en casa

Contenido. La pieza tiene una fuerte carga simbólica para hacer reflexionar a los ciudadanos de este mundo sobra la importancia de respetar al otro. (Fotos: Grisel Pajarito y Especial) (Foto: Grisel Pajarito)

Un dedo apuntando, en nuestros días, no habla solamente de señalar algo de lo que hablamos, de hacerlo para indicar un ejemplo, o dar instrucciones para encontrar una dirección. Muchas veces es también para acentuar la otredad: que algo, lejos de aquí, fuera de nosotros, cerca de la otredad.

Estos aspectos peyorativos de apuntar con el dedo son parte del trabajo que el artista plástico jalisciense, originario de Los Altos de Jalisco, busca abordar a través de una de las piezas más representativas de su obra: . Una gran escultura de dos piezas que pesa más de 30 toneladas, dos dedos índices, hechos de bronce a la cera perdida que se apuntan uno al otro.

“Para mí esta obra habla sobre la igualdad, se supone que como sociedad vamos avanzando hacia adelante en ese tema, pero también en el reconocimiento del otro o de los derechos del otro a veces parece que más bien vamos en retroceso”, contó el artista. “Quería sugerir los posibles caracteres positivos o negativos que podrían darle una expresión facial al hecho de señalar. Cuando señalamos al otro, al que es diferente, estamos marcando una línea, en la pieza no se sabe quién está excluyendo a quien, eso lo decidirá el espectador”.

Pese a que su obra se distingue en técnicas como el relieve, el artista también se ha destacado por su intervención pública por medio de las esculturas monumentales en calles y plazas de diversas ciudades que apuntan problemas específicos como la desigualdad social y la pobreza.

“En la pieza estamos hablando de ellos, que se señalan mutuamente, lo que me gusta que ocurra en el espectador es que se incluya y que entonces se hable de un nosotros. Llegar al nosotros es la única manera para salvar esa separación”.

A partir de este sábado la pieza se encontrará en el patio central del Instituto Cultural Cabañas, de frente a la cúpula principal y, como señaló el propio artista como motivo de orgullo, debajo de los murales de José Clemente Orozco.

Ésta será la primera vez que el artista exponga en Jalisco, el estado que lo vio nacer; y lo hará a lo grande con esta estructura que previamente estuvo en la Macroplaza en Monterrey, pero que también irrumpió en el espacio público de París y de Londres. El Cabañas y la Secretaría de Cultura del estado no han puesto un solo peso para su colocación. Los más de 500 mil pesos del costo sólo de instalación fueron absorbidos por recursos privados que el mismo artista gestionó.

Esta pieza está pensada para el espacio público y, sin embargo, en el espacio museístico tendrá otra clase de interacciones. Rivelino comentó, en el montaje de la pieza dentro del museo, que cada persona y cada ciudad le da su propio sentido a la obra y al mensaje que hay en el fondo. Algunos lo relacionan con fenómenos políticos y sociales de la actualidad y otros simplemente interactúan con la pieza como en un parque de juegos.

“Lo cierto es que cuando una persona se encuentra ahí con la pieza siempre le causa la inquietud de llenar el espacio vacío, de ponerse en medio y en la mayoría de los casos unir las piezas tocando las yemas de cada uno de los dedos”, contó.

En el Cabañas la pieza estará hasta febrero del próximo año y se inaugura como parte de los festejos al recinto por los 20 años del nombramiento de Patrimonio de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La pieza se inaugura el próximo sábado 11 de noviembre a las 12 horas. La entrada es libre.

Sabías que

Rivelino coincidió con Isaac y Esteban Hernández en la edición 2016 del festival MexIam en San Francisco, California, un encuentro que realiza la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y otras instancias en la ciudad californiana

J J/I