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La realidad de Alfaro

Mucha razón tiene Enrique Alfaro Ramírez cuando anteayer dijo a los reporteros: “Afortunadamente soy absolutamente dueño de mi carta política, yo no dependo de lo que diga un partido o no, o de lo que digan partidos o no; yo dependo de lo que diga mi conciencia y de lo que la gente de Jalisco pudiera querer para nuestro estado y entonces yo tomaré una decisión en función a eso…”.

Y digo que Alfaro tiene razón no sólo porque es dueño de su carta política, sino también de la franquicia de un partido político como es Movimiento Ciudadano, donde -ahí sí- dependen de lo que él diga y haga y no en función de su conciencia, doctrina o principios porque simplemente no es así.

Alfaro refirió lo primero cuando se le cuestionó si encabezaría como candidato al Frente Nacional por México en Jalisco en caso de concretarse, y aunque dijo que estará observando las decisiones que tomen el PAN, el PRD y su partido Movimiento Ciudadano respecto a este frente, aclaró que su actitud “no es en un ánimo de desdén ni de no entender la dinámica en la que estamos hoy metidos para tratar de construir un acuerdo desde lo nacional…”.

Lo que se interpreta de sus declaraciones –y en ello coincidieron la mayoría de los medios de comunicación- es que no tiene interés por ser el candidato de una alianza y que le apuesta a sus activos que aún están por encima de cualquier otro adversario del partido político que sea, como se observó en los resultados de la encuesta que el Grupo Reforma dio a conocer ayer y en la que Alfaro aparece con una preferencia del 33% si contiende sin alianza y del 39% -6 puntos más-, en caso de ser candidato del Frente.

En ambos casos registra una ventaja sobre su más cercano adversario –Arturo Zamora, del PRI-, de 14 y 20 puntos, respectivamente, cifras que aunque Alfaro no lo quiera admitir públicamente, no son muy alentadoras ante el tiempo que falta para la elección.

Entiéndase: ser candidato del Frente –negociando con el PAN y el PRD espacios que tendrá que concederles- le da lo mismo a Enrique Alfaro que si contendiera únicamente bajo la marca de Movimiento Ciudadano –con todos los espacios para él- o inclusive, si jugara sin partido, en un acuerdo tácito y de facto con MC.

Lo que Alfaro debió entender del resultado de dicha encuesta es que el Frente no le aporta una gran ventaja sobre sus adversarios y sí, en cambio, tiene un alto costo.

Pero también debió entender otro dato de esta encuesta: que sus desaciertos y errores ya tienen un costo y que va en caída libre, pues inmediatamente fue registrado que mientras en febrero de este año la preferencia electoral a su favor era 51%, nueve meses después cayó 33%. O sea que perdió 12 puntos, en un tiempo en donde no tuvo rivales enfrente, lo que significa que él mismo fue la razón de su propio descenso.

A ello hay que abonarle que en relación a partidos, en febrero pasado Movimiento Ciudadano registraba 42% a favor y el PRI apenas 10%, pero esa diferencia se ha cerrado preocupantemente nueve meses después al obtener MC 27%, por un 21% del Revolucionario Institucional. El partido naranja perdió 15 puntos y el tricolor ganó 11.

Y sí, motivos para explicar esta caída de Alfaro y MC hay muchos, pero lo que debe preocuparle más no es lo que pasó sino lo que puede o está por pasar, pues para enero próximo ya tendrá rivales definidos y los costos de sus errores a pagar se los seguirán cobrando, como es el caso de su enfrentamiento con la grey católica que exige el retiro de la escultura Sincretismo, amén de que las marchas en contra continuarán y el número de manifestantes seguirá creciendo.

Así, pues, puedo concluir que Enrique Alfaro confirmará su rechazo al Frente con el PAN y el PRD, y caminará sólo en busca de la gubernatura. Al tiempo.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.