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A 100 años…. Es el amorcito, corazón

Leyenda. Entre las historias que se escuchaban en los barrios, las abuelas decían que Pedro Infante no había muerto, pero que quedó desfigurado y se había encerrado para que nadie lo viera. (Foto: Especial)

Quizá nunca imaginó que lo que decía su éxito de 1954 era una profecía. Pedro Infante logró vivir 100 años y la gente sigue pensando en él.

Hoy, el ídolo mexicano cumpliría 100 años de vida, pero sin duda vivirá muchos más porque su voz, su carisma, sus bellas melodías y sus películas lo hicieron inmortal.

Su registro de voz era limitado a comparación de otros ídolos de su época, no tenía grandes agudos, pero su carisma nadie lo igualaba, cantaba con unos ojos que enamoraban, las mujeres caían rendidas de sólo mirarlo en el cinema.

Para muchos expertos, Pedro Infante fue un poeta de la canción, le daba sentido a cada palabra de sus canciones como nadie.

En 1943 firmó contrato con Discos Peerless, sello bajo el cual grabó la mayoría de sus canciones, logrando un acervo de más de 340 piezas musicales en diferentes géneros, que van del bolero al ranchero, pasando por huapangos, valses y corridos.

Entre ellos, las tradicionales Mañanitas, Amorcito corazón, Cien años, Paloma querida, Cartas a Eufemia, El mil amores y Nana Pancha, que han dejado una profunda huella en el corazón y la mente del pueblo, a lo largo de varias décadas.

Pedro Infante Cruz nació el 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán, Sinaloa, aunque desde muy pequeño vivió en Guamúchil, poblado sinaloense que él consideraba su tierra natal.

El artista pasó por el bolero ranchero, el vals, el huapango, los corridos, la canción bravía. Las grabaciones quedaban casi a la primera, era muy inteligente, para algunos hasta súper dotado, a pesar de que nunca estudió canto ni actuación.

En su época hubo quienes no entendían cómo, sin gran virtuosismo, logró una carrera tan importante. Decían que cantaba como si hablara, pero ese fue su encanto.

Pasan los años, las generaciones, las corrientes musicales y Pedro sigue ahí, en un pedestal. ¿Nostalgia de la época? No, más bien un culto a un carisma único, una voz afinada

El propio tenor Fernando de la Mora ha dicho en repetidas ocasiones que la voz de Pedro Infante era tan emotiva que destacaba, que no tenía las características vocales de un cantante de ópera, pero que sí tenía, y de más, la emoción, las facultades histriónicas.

Incluso De la Mora lo llama “San Pedro Infante”, el artista más importante que ha dado México. Voz sencilla, pero compleja interpretación: su grandeza fue la sencillez que lo conectó de inmediato con el pueblo.

Hacía magia en el cine

Paso a paso, Pedro llegó a la actuación en cine, donde igual inició como extra en el filme En un burro, tres baturros (1939), hasta llegar a ser la figura mexicana más rentable y trascendental de la Época de Oro del cine nacional, un rey de la radio y de las ventas de discos.

Su versatilidad para hacer reír y llorar en el cine seducía al público, que rápidamente lo convirtió en ídolo.

En 18 años de carrera, Pedro filmó 63 películas, entre ellas Nosotros los pobres (1947), Los tres García (1948), Los tres Huastecos (1948), Las Islas Marías (1950) y El gavilán pollero (1950).

El sinaloense alternó con las grandes estrellas del momento, como Blanca Estela Pavón, María Félix, Lilia Prado, Sara Montiel, Marga López, Silvia Derbez, Silvia Pinal, Rosita Quintana, Irasema Dillián y Libertad Lamarque.

Sus compañeros de aventuras en el set fueron Jorge Negrete, Luis Aguilar, Fernando Soler, Andrés Soler, Joaquín Cordero y Abel Salazar, entre muchos más.

Infante es el único actor mexicano en haber ganado el Oso de Plata, en el Festival Internacional de Cine de Berlín, como Mejor Interpretación Masculina, por la cinta Tizoc (1956), un premio otorgado post mortem.

Circula en Internet un video que tiene como fondo la interpretación de “Flor sin retoño” en donde Pedro agradece y reconoce que Ismael Rodríguez lo hizo un actor de verdad.

Ahí expresa que la gratitud es una cualidad que debe tener todo ser humano al tiempo que confiesa que se encontró a Ismael Rodríguez con quien logró la manera de hablarle al público. Y así fue como el sinaloense se descubrió como actor nato que se puede constatar en todos sus éxitos cinematográficos.

Sabías que…

A los 17 años se convirtió en papá de Guadalupe Infante

El 30 de mayo de 1937, el artista conoció a María Luisa León Rosas, su primera y a la postre, única y legítima esposa, quien le llevaba ocho años

Cuando murió aparecieron más de 40 hombres y mujeres asegurando que él era su padre, pero en vida sólo reconoció a cinco biológicos: Guadalupe Infante, Graciela Margarita, Pedro y Guadalupe Torrentera e Irma Infante. Dora Luisa fue la sobrina que adoptó

Una de las grandes pasiones del intérprete fue la aviación. Sufrió tres accidentes

FV/I