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El 'bullying' del presidente

Esta semana me parecía importante comenzar con el análisis de la formación de las alianzas políticas que el fin de semana pasada se concretaron, quizá profundizar en los puntos centrales de sus plataformas con los que el Frente Democrático por México (PAN, PRD y MC) nos quiere convencer de las bondades de su propuesta o desmenuzar les ejes del Proyecto Alternativo de Nación que en el congreso de SU partido, Andrés Manuel López Obrador presentó como el motor para impulsar un nuevo régimen en el país. Prometo que lo abordaré con cuidado, con detalle y tratando de rescatar lo mejor de estos proyectos, pero no puedo evitar dar cabida a un tema que me resultó indignante para los ciudadanos de México. Además, alianzas electorales y reacomodos políticos apenas empiezan a configurarse.

Después de quejarse y casi llorar porque los mexicanos le hacemos bullying, esta semana, el mismísimo presidente Enrique Peña Nieto nos quiso hacer bullying. Nos trató de engañar con el ya conocido juego de los números, con su manejo de porcentajes. El presidente afirmó que el incremento de los salarios en los últimos cinco años, ha sido de 25 por ciento en términos reales -pero mejor-, el aumento del salario nominal alcanza un 40 por ciento. Con todo respeto ¿cómo puede creer esas patrañas quien sabe que su salario sólo aumentó ocho pesos? Y que pasó de 80.04 a 88.36 pesos. Vaya, ni siquiera alcanzó lo que Coneval considera que podría cubrir la canasta básica: 95.24 diarios o si lo prefiere 2 mil 924 mensuales. Tan sólo el gas aumentó 100 pesos, los servicios médicos privados y medicinas se incrementaron de 27 a 31 por ciento en el último mes, y para los derechohabientes del ISSSTE, el incremento fue de 300 pesos en números absolutos.

Vaya, ni siquiera la Coparmex, que agrupa a los patrones, está de acuerdo con un incremento tan bajo. Y ya que andamos en la “quinta ronda” del TLC, podemos constatar que nos va muy mal si comparamos el salario mínimo de un mexicano que es de 88.36 pesos por día, 11 por hora, con el de nuestros socios estadounidenses, que alcanza los mil  102 diarios, o 133 por hora. Y peor nos va si lo comparamos con el ingreso canadiense, que alcanza los mil 672 diarios o 209 por hora.

La verdad es que ni hay comparación y menos derecho a que nos quiera “bullear” el presidente, quien debería de avergonzarse por tratar de engañarnos o vernos la cara de tarugos con sus jueguitos de números cuando el bolsillo está vacío; cuando vamos al mercado o al “súper” y sentimos cómo cada vez el dinero alcanza para menos, o terminamos la quincena pidiendo prestado. Lo cierto es que, en México, cuando alguien nos quiere hacer tontos, así sea el presidente, dan ganas de perderle el respeto; de verdad dan ganas de rayársela. Pero qué podemos esperar si en el juego de los números, 64 por ciento de los mexicanos reprueba la gestión de Peña Nieto y 84 considera que está rebasado por los problemas nacionales.

Seguro que con este panorama no podemos sentarnos a esperar que llegue un nuevo presidente, con la esperanza de que sea mejor y que haga por nosotros lo que realmente debemos construir como ciudadanos, como trabajadores o patrones, para mejorar la vida que queremos tener y mejorar las condiciones en que vivimos en este país. Desde los municipios, estados y el país debemos comprometer a las autoridades a que se sumen al esfuerzo de los ciudadanos.

¡Aguas! Dice el dicho popular y callejero: “el que se lleva se aguanta”. Por favor que nadie se quiera pasar de listo, tanto al populacho como a la gente ilustrada nos molesta que nos quieran ver la cara y tampoco nos gusta que intenten hacernos bullying.

JJ/I