Poniatowska habla de periodismo y feminicidios

Todos querían entrar. Desde antes de las seis de la tarde, la hora de la cita, ya había una fila de más de 200 personas. El evento 1000 jóvenes con Elena Poniatowska comenzaría tarde y todos estaban ansiosos, había tanta gente esperando que les parecía que no todos entrarían. Un letrero de “cupo lleno” tapaba el nombre del salón y hacía dudar a muchos, pero era el evento anterior el que mantenía las puertas cerradas. Los organizadores hacían malabares para lograr que todos se formaran.

El Auditorio Juan Rulfo, el lugar de la cita, monopolizaba todas las entradas. “Hola disculpe, ¿a qué salón viene?”, “hola, para Elena Poniatowska”, “hola para Poniatowska”, “en la fila de allá”.

La fila comenzaba en la entrada del salón y terminaba casi en el vestíbulo. Por fin 18 minutos después comenzaron a entrar los estudiantes y también asistentes de todas las edades. Adultos mayores incluso. Una anciana con andadera “es una escritora vieja de las buenas que quedan”, dijo la señora.

El salón tiene un cupo de 500 personas. A algunos los traían a fuerzas, eran sobre todo niños de prepa que se golpeaban entre ellos y hacían chistes sobre el aspecto físico de los demás. Contestaban entre risitas a lo que Poniatowska les decía.

Otros muchos hacían malabares para conseguir una fotografía o un video con sus teléfonos, unos incluso se subían a las sillas y otros no podían dejar de hablar entre ellos, pese a las múltiples señas y ademanes de la gente más adelante para callarlos.

Pero una buena parte lucía emocionado. Eufórico por conocer a la autora de tantos libros, a una mujer tan grande, cuando les ofrecieron el micrófono abierto para sus preguntas muchos, decenas, levantaron la mano.

Poniatowska dijo que traía un texto para los jóvenes, aunque primero habló del oficio de la escritura, de cómo comenzó en él casi por azar, y cómo el periodismo en el periódico Excélsior, en el que fue una de las primeras mujeres, la llevó pronto a los temas que detonarían sus libros.

Para los jóvenes habló de los feminicidios, les pidió a los chicos, tanto a los que lucían felices por la ocasión, atentos e incluso tomando notas como a los que jugaban videojuegos, visiblemente aburridos sentados en las alfombras, que se convirtieran en los protectores de las mujeres en México y en Latinoamérica.

"No es posible que maten a alguien, que maltraten a alguien sólo por ser mujer", les dijo en el micrófono. "Tenemos que cuidarnos, yo quiero decirle a los muchachos que no debemos ser uno de los países con los índices más altos".

El periodismo, el narcotráfico, la violencia, el temblor del 19 de septiembre, la esperanza y la política fueron parte de los temas de conversación que desató la charla, una que empezó con una Elena titubeante por "meter mucho la pata" a una risueña, haciendo chistes y conviviendo con sus lectores, lo que la han convertido en una de las más consentidas de la feria, parte de su espíritu.

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"No es posible que maten a alguien, que maltraten a alguien sólo por ser mujer"
Elena Poniatowska, escritora

JJ/I