Nuestra FIL

Esta semana el tema obligado es la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Mi relación con los libros sin duda está marcada por muchas ediciones en que he tenido la oportunidad de escuchar, participar, proponer, pasear o disfrutar todo lo que esta feria ofrece. Y es cierto que también la relación con la FIL cambia con el paso del tiempo. Hace algunos años tenía un ímpetu desbordado por abarcarlo y ahora que todo se ha vuelto más mesurado, apenas me da la vida para ir a alguna de las muchas actividades que me interesan.

Además de los amores furtivos que suceden durante la feria, existen anécdotas de todos tipos con personajes no necesariamente ligados de manera directa a la literatura. Recuerdo un momento en la oficina de atención a autores donde la directora de Contenidos, Laura Niembro, recibe a todos los personajes importantes justo antes de su presentación en los salones principales. Ahí de pronto, entraba una mujer en silla de ruedas con lentes oscuros: era Chavela Vargas. Yo que no soy afecta a pedir ningún tipo de fotos, después de quedarme paralizada ante la sola presencia de una de las figuras que yo más he admirado, algo en mí se destrabó y en automático me acerqué a saludarla y un instante después estaba tomándome una foto con ella. Así, en ese sitio, he visto desfilar durante varias ediciones a escritores, rockeros, políticos, académicos y pensadores que han participado por la feria en alguna de sus ediciones.

Parece tan normal esta cita anual que quizá hemos dejado de lado la importancia del encuentro: no existe otro evento en México que logre conjuntar en un espacio tanto intercambio de ideas. El oasis en el que se ha convertido la FIL, sobre todo en este momento, es de una potencia que desborda diversidad de personas, gustos, condiciones sociales o afinidades.

Un fenómeno social con proporciones aun no estudiadas a fondo.

Lo que convoca  Mil jóvenes con…, FIL niños, o la extensión de la feria a las preparatorias de todo el estado donde los estudiantes leyeron con esmero al autor que los visitará, es verdaderamente algo extraordinario.

Así pues celebro que la FIL suceda en Guadalajara, como un ejemplo de descentralización y continuidad de la que nos tenemos que sentir muy orgullosos. 

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FV